Incluso los ajenos al mundo de la informática saben lo que son los virus informáticos y, si se paran un momento, comprenderán su funcionamiento. No su funcionamiento técnico, que va de lo ingenuo en algún caso a una complejidad y sofisticación impresionante en otros muchos. Pero sí comprenderá la idea tras ellos porque la analogía entre virus informáticos y virus biológicos funciona muy bien. Incluso la idea de viralidad en las redes sociales me parece bien traída como metáfora. Fred Cohen, el hombre que puso nombre a los virus informáticos, tuvo sin duda buena intuición para poner ese nombres. Y no sólo eso, sino que además mostró su idea con un ejemplo.
Fred Cohen, el hombre que puso nombre a los virus informáticos, demostró en 1983 su peligro
La definición de virus informático les recordará, como era de esperar, a lo que estamos hartos de oír en este año de pandemia sobre los virus biológicos. Un virus informático infecta un software, un programa, modificándolo con un fin no legítimo. Este fin puede ser que ese programa deje de funcionar o que haga cualquier otra cosa. Además suelen ser capaces de replicarse, de copiarse, e infectar otros sistemas. Otros ordenadores. Esta definición es simple y generalista, porque no es momento de profundizar en cuestiones técnicas, pero sí ilustra que la analogía de Cohen está perfectamente hecha.
Cohen es un informático norteamericano nacido en 1956. No sólo fue el creador del término virus informático, sino que en ese ámbito de la ciberseguridad y los virus ha sido pionero e investigador. También ha trabajando en otras ramas de la computación, pero muchos de sus investigaciones y proyectos giran en torno a los virus. Tiene una teoría, por cierto, que afirma que ningún algoritmo será capaz de detectar todos los virus posibles.
En 1983, cuando era estudiante de la universidad de California del Sur, Cohen acudió a un seminario en la universidad Lehigh, en Pensilvania. Allí usó el término de virus informático, dando origen al término y a la analogía, e hizo su demostración de lo que podía hacer un virus. Él mismo lo había creado. Lo ejecutó dentro de la red en la que estaba y en menos de 5 minutos había conseguido infectar todo el sistema. Las rudimentarias protecciones no habían servido de nada.
El programa de Cohen se autoreplicaba, como buen virus y atacaba el sistema que le daba cobijo.
El programa de Cohen se auto replicaba, como buen virus, y atacaba el sistema que le daba cobijo. Como buen virus. El seminario al que asistía Cohen, por cierto, lo dirigía Leonard Adlenman, nada más y nada menos que la A del nombre del algoritmo de encriptación de clave pública RSA, uno de los más conocidos y utilizados de la historia.
Cohen no era el primero que utilizaba este tipo de artimañas para atacar un sistema y demostrar el peligro que suponía. No era el primero, en definitiva, en crear un virus informático, pero fue el primero en llamarlos así. El peligro del que alertó hoy lo tenemos todos perfectamente claro, sea cual sea nuestra relación con el mundo de la computación. Es más, quizás vivamos en una pandemia informática donde los virus informáticos, en su sentido más amplio, se usan para hacer bromas, para robar dinero, para controlar sistemas informáticos y, en algunos casos, sencillamente para hacer el mal. Para fastidiar.
Foto: Startitup