Eclipse, un pura sangre mítico, invicto y muy rentable

Recuerdo la sorpresa que me llevé cuando descubrí que todos los pura sangre descienden de tres caballos importados a Inglaterra desde Oriente Medio allá por el siglo XVII. Es algo que ya les conté en abril de 2012. Hoy voy a hablarles de un caballo impresionante, que era tataranieto de uno de aquellos tres pura sangre primigenios. En concreto, su antecesor era Darley Arabian. Pero hoy toca hablar de Eclipse, un pura sangre mítico, invicto y muy rentable. Una gran inversión para su dueño, como veremos.

Eclipse provenía, por padre y madre, de uno de los tres pura sangre originales

La cuadra que lo vio nacer el 1 de abril de 1764 fue la del duque de Cumberland, y se le puso el nombre de Eclipse porque nació precisamente durante un eclipse de sol. El potro era un aristócrata, por así decirlo, dentro de ese mundo de los pura sangre. Su línea paterna le llevaba hasta Darley Arabian, como hemos dicho, pero su línea materna no era menos lustrosa. Por este lado provenía de Godolphin Arabian, otro de los tres pura sangre originales.

En 1765 murió el duque de Cumberland y Eclipse fue vendido. Como era de esperar de un caballo tan prodigioso, no era dócil y sus domadores y jinetes se tuvieron que emplear a fondo antes de encauzarlo. Estuvo en riesgo incluso de ser castrado para evitar ese temperamento. Hubiera sido una gran pérdida para el mundo de las carreras.

Y es que Eclipse ganó todas las carreras en las que compitió. En concreto, venció con superioridad en 18 carreras que podríamos llamar oficiales. Después de un par de victorias iniciales, y debidamente revalorizado, Eclipse fue comprado. La adquisición se hizo de dos veces. La primera vez, el importante criador Dennis O’Kelly se hizo con la propiedad al 50% pagando 650 guineas. Al año siguiente, en 1770, pagó otras 1.100 guineas para que el caballo fuera únicamente suyo.

Eclipse, un pura sangre mítico, invicto y muy rentable, ya que sólo como semental generó más de 85 veces el importe que pagó su dueño por él

Fue una buena inversión para O’Kelly, como veremos. Pero tampoco fue mala inversión para el hombre que se lo vendió a O’Kelly y lo había comprado al duque, ya que había pagado 75 guineas por el caballo.

Se asegura que se vio correr a Eclipse a unos 90 kilómetros por hora, lo que es algo extraordinario. Hoy, dos siglos y medio después, un velocidad punta de 80 kilómetros por hora en un caballo de carreras es algo digno ya mención.

Su dominio fue tal que nadie apostaba en su contra en las carreras, lo que le trajo algunos problemas a su dueño. Esta fue una de las razones por las que en 1771, con 7 años, fuera retirado del mundo de la carreras. Comenzó entonces una fructífera vida, nunca mejor dicho, como semental. Cada vez que Eclipse cubría a una yegua, su propietario hacía una jugosa caja que llegó a las 50 guineas. Así, se calcula que Eclipse, como semental, reportó más de 150.000 guineas a su dueño. Recuerden que había pagado por él 1.750. Impresionante rentabilidad.

Varios cientos de pura sangre descienden de Eclipse, que se empleó como semental tras su retirada de las carreras

Dicho esto, no es de extrañar por tanto que se estime en casi 350 animales la descendencia de este maravilloso caballo. Por supuesto, todos ellos pura sangre de la mejor raza y muchos de ellos grandes campeones y padres y madres de campeones. Una estirpe que llega hasta nuestros días. Aunque ninguno llegó al nivel del su padre.

La muerte de Eclipse ocurrió en 1789 y sus huesos se conservan en el Royal Veterinary College de Londres. En la autopsia se vio que su corazón era más grande de lo habitual y que quizás ahí radicaba parte de su podería.

Sus cascos, eso sí, fueron convertidos en tinteros. Una muestra clara del mito que supone Eclipse es que hay tinteros falsos que dicen estar hechos con sus cascos. Se sabe que son falsos porque hay más de 4 tinteros a los que se atribuye este origen, y Eclipse era espectacular, pero sólo tenía cuatro patas.