He empezado a leer este fin de semana el último libro de Malcolm Gladwell. Su título es Hablar con extraños y lo que podríamos considerar subtítulo es por qué es crucial (y tan difícil) leer las intenciones de los desconocidos. Como todos los de Gladwell, es un ensayo escrito a partir de historias y estudios siempre muy interesantes. Les recomiendo cualquier libro suyo. Este Hablar con extraños, de momento, también me está gustando mucho. En él habla de Ana Montes, la espía castrista a la que EEUU pagó un año sabático en Cuba. Estamos hablando de finales del siglo pasado.
Su ascenso fue meteórica y se la conocía como La Reina de Cuba
Montes fue un agente doble que, llegó muy alto en la DIA (Defense Intelligence Agency). Tuvo una carrera meteórica y consiguió estar en el corazón de la inteligencia estadounidense, para informar cada día a los cubanos. Tanto es así que es conocida como La Reina de Cuba. La DIA tiene como principal cometido la inteligencia militar y de defensa, por lo que Cuba era un tema clave. Cuando fue contratada por esta agencia, ya estaba convencida de su comunismo y trabajaba para Cuba, lo que no deja en muy buena posición el proceso de selección de la inteligencia de Estados Unidos.
Nació en 1957 en la República Federal de Alemania, donde su padre trabajaba como médico del ejército de Estados Unidos. Sus abuelos habían emigrado desde Asturias, en España, hasta Puerto Rico. Es decir, a pesar de trabajar para la Cuba castrista y de su nombre de origen español, no tenía relación familiar o de nacimiento con Cuba.
Cuando estudiaba en la universidad John Hopkins, Montes se hizo notar como una partidaria del movimiento sandinista nicaragüense y de posiciones de izquierda relacionadas con Estados Unidos y Latinoamérica. Un agente cubano reparó en ello y la captó para la inteligencia su país. Una vez sumada para su causa, los castristas le pidieron que tratara de buscar trabajo en alguna agencia de inteligencia de Estados Unidos. Lo consiguió, y su carrera fue meteórica dentro de la entidad.
Subió rápidamente, con reconocimientos, primas, enhorabuenas de todo tipo, y se convirtió en el analista de inteligencia de mayor rango dedicado a Cuba. Y Cuba era entones uno de los puntos calientes del espionaje estadounidense.
Nadie en la agencia sospechaba que todas las noches enviaba mensajes a cuba con una radio de onda corta que guardaba en su casa en una caja de zapatos. En ellos contaba todo lo que se hablaba y sabía en la DIA. El código que usaba para cifrar sus mensajes los llevaba en su monedero. Como vemos, no parece la más cuidadosa de las espías.
Siendo una agente doble al servicio de Castro, EEUU le pagó un año sabático, en Cuba
Se levantaron algunas sospechas cuando unos aviones de la organización Hermanos al Rescate, que desde Miami ayudaba a cubanos a abandonar la isla, fueron derribados por unos MIG del ejército de Cuba. Aquello ocurrió en febrero de 1996, y las sospechas fueron dando vueltas y vueltas, pero aún tuvieron que pasar 5 años antes de que fuera descubierta, por acumulación de detalles. A toro pasado, en la DIA todos pensaban que debían haberla pillado antes. Que había cometido errores y que no era demasiado cuidadosa.
Por si fuera poco, sus hermanos trabajaban para el FBI y el que era su novio, era otro agente de inteligencia especializado en temas latinoamericanos. Su trabajo era descubrir espías como su novia.
Estaba tan reconocida en la inteligencia estadounidense, que fue aceptada en un programa de analistas distinguidos de la CIA, al que podía optar también miembros de otras agencias. Aquello significaba que podía tomarse un año libre de trabajo aunque pagado, par investigar. Montes pidió ir a Cuba. Estuvo así un año en Cuba, con los gastos pagados por el gobierno de Estados Unidos, al que estaba traicionando.
En 2001 la descubrieron y arrestaron, unos días después del 11S. Al año siguiente ya estaba condenada a 25 años de cárcel. No había mucho más que investigar. Sus delitos están castigados con la muerte, pero consiguió convencer al tribunal de que actuó por motivos morales, por cómo Estados Unidos trataba a Cuba, y eso la libró de morir. Es decir, la historia de Ana Montes, la espía castrista a la que EEUU pagó un año sabático en Cuba, no está acabada. En unos años saldrá de la cárcel y podrá contar su vida.