Roland Garros, cómo un aviador francés quedó asociado al tenis para siempre

Roland Garros, cómo un aviador francés quedó asociado al tenis para siempre

Si a cualquier nos preguntaran qué nos viene a la cabeza al escuchar Roland Garros, la inmensa mayoría hablaríamos de tenis. Pero Roland Garros fue, en realidad, un importante piloto de aviones, nacido en 1888 y fallecido en 1918. Pionero en el mundo de la aviación de combate, ya pueden suponer cómo perdió la vida tan joven.

En 1909 ya estaba pilotando los rudimentarios e inseguros aviones de aquellos primeros años del siglo XX. No era un piloto cualquiera y le gustaba competir en las carreras de aviones que por entonces se organizaban, cuyos puntos de salida y llegada eran distintas ciudades europeas, como ir de París a Roma o a Madrid. Por supuesto, sin GPS ni ayuda técnica de ningún tipo, una aventura alucinante. Puestos a llegar más allá, Garros no sólo se conformaba con la distancia, sino que persiguió también la altitud.

En 1911 marcó el récord de altitud en 3,950 metros. De nuevo, hay que recordar el tipo de aviones de los que estamos hablando y las condiciones de protección del piloto que existían, que eran más bien pocas. Un año después, en septiembre de 1912, un austríaco subió casi 400 metros más arriba, pero Garros no tardó en dejar clara su ambición. El diciembre de ese mismo año alcanzaba los 5.600 metros de altitud, que eran unos 1.200 más de los marcados por el austríaco.

En 1913 cruzó el Mediterráneo de Francia a Túnez, siendo el primero en hacerlo, y, un año después, comenzó la Primera Guerra Mundial. Como era de esperar, se unió al ejército como aviador. Sobre su participación en la guerra hay cierta propaganda e historias falsas que le atribuyen algunos hechos que en realidad no protagonizó. Lo que sí hizo fue derribar varios aviones enemigos, que no es poca hazaña. Sobre sus ideas sobre cómo conseguir disparar con una hélice dando vueltas en el morro, ya les conté algo hace años.

Durante la guerra fue capturado por los alemanes, consiguió escapar del campo de prisioneros y volvió al combate aéreo, sumando alguna victoria más a su historial. En octubre de 1918, a un mes para el final de la guerra, fue derribado y murió.

¿Cómo llegó a asociarse su nombre con el tenis? Tan sencillo como lógico. En los años 20 se cedieron unos terrenos para construir unas pistas de tenis y se dio su nombre las mismas, como homenaje por sus servicios en la guerra y como pionero en la aviación. Existía ya un torneo de tenis en París, pero acabó modificando su denominación oficial y tomando para la misma el nombre del lugar de competición: Torneo Internacional de Francia de Roland Garros. Así es como la aviación perdió un nombre que ganó el tenis.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.