Hojeando un libro de mapas, y ojeándolo, me he encontrado por casualidad con el nombre de Georges Lemaître, un sacerdote belga, que también fue matemático y físico. Hay algunos puntos en los que la ciencia y la religión tienen cierta fricción, y, en mi opinión, uno de los puntos de fricción máxima está en la creación, en el inicio de todo, del mundo. Por eso es todavía más sorprendente que Lemaître, sacerdote y físico, fuera el creador de la teoría del Big Bang, el primero en proponer que el universo está en expansión.
Nacido en 1894, fue capaz de aunar un tiempo infinito para el universo con la existencia de Dios. Su padre le animó a estudiar antes de entrar en el seminario para iniciar su carrera religiosa y siempre destacó en matemáticas, física y química. Combatió en la Primera Guerra Mundial e incluso fue condecorado. En 1920 ingresó en una institución para convertirse en sacerdote, aunque no dejó de lado la ciencia. Leyó a Einstein y trabajó sobre los estudios de este, pensando en el universo como científico a la vez que era ya sacerdote. Fue un científico relevante en su tiempo y era tenido en cuenta por los físicos más importantes, aunque en ocasiones fuera para contradecirle.
En 1931 publicó un artículo en la revista Nature donde sostenía que el universo estaba en expansión y que en el pasado debía haber ocupado cada vez un espacio más pequeño, hasta que en algún momento todo el universo debía estar concentrado en un punto minúsculo, en algo que Lemaître describía como un átomo primitivo. Ahí teníamos la teoría del Big Bang, que vio la luz de la mano de un sacerdote.La teoría no fue acogida ni aplaudida al momento, sino que tuvo que se enfrentó a muchos rechazos.
En 1927 ya había expuesto Lemaître ese modelo en expansión del universo para explicar ciertas características de las nebulosas espirales. Antes, en 1922, el ruso Aleksandr Friedmann había descubierto una solución a las ecuaciones de la relatividad general que indicaban ya esa expansión del universo. Esa idea del Big Bang ya rondaba en algunas cabezas, aunque aún no la llamaban así.
Curiosamente fue Fred Hoyle, un británico que se oponía a la idea de la expansión del universo, el primero en usar el término Big Bang para referirse a la idea y dar nombre así, de rebote, a la teoría. Fue en un programa de radio en 1949 en la BBC cuando habló de ella como la idea big bang, y el nombre tuvo éxito. Vaya si lo tuvo.
Sobre la teoría del origen del universo de Lemaître, Einstein dijo que era la explicación más bella y satisfactoria de la creación que había oído nunca, y lo dijo después de escuchar al sacerdote en una conferencia. En otra ocasión, mucho antes, el hombre con el bigote más famoso de la historia de la ciencia le dijo a Lemaître que su comprensión de la física era abominable. El paso del tiempo fue haciendo cambiar de parecer a Einstein sobre Lemaître.
Fuente y fotos: El País