Hoy se han celebrado las 24 horas y las ha ganado el equipo de Fernando Alonso, siendo el segundo español en conseguirlo, ya que Marc Gené las ganó en 2009. Un día entero, 24 horas, son muchas, incluso cuando hay relevos al volante. El récord de kilómetros en ese tiempo lo marcaron dos alemanes y un francés conduciendo un Audi, dando 397 vueltas, lo que son casi 5.411 kilómetros. Son más de 225 kilómetros por hora de media durante todo un día. Si estos tipos, con ese Audi, hubieran corrido la que se considera la primera carrera de coches de la historia, hubieran acabado la misma en poco más de media hora, en lugar de las 7 horas que le llevó al vencedor. No les habría dado tiempo ni a calentar el motor.
Aquella primera carrera, aunque ya habían existido algunos intentos, tuvo lugar en Francia en julio 1894, y la distancia de la misma fueron unos 127 kilómetros. El periódico parisino Le Petit Journal fue el organizador, y la carrera tenía como origen París y como destino Rouen.
La carrera fue promocionada como una competición de carrozas sin caballos, y el impulsor principal, Pierre Giffard, impuso también que aquellas carrozas sin caballos no debían ser peligrosas y debían ser fáciles de conducir. Supongo que temía que llegara algún pionero con algún invento extraño, como si fuera esas carreras de dibujos animados de Pierre Nodoyuna.
La inscripción costaba 10 francos y 102 valientes la pagaron, dispuestos a ser los primeros en la primera carrera de coches. Luego ese número bajó cuando llegó el momento de la verdad y tan sólo 26 coches se presentaron. Hubo varias pruebas previas de clasificación, ya que sólo 21 serían seleccionados para la carrera principal.
Había paradas programadas, para tomar un tentempié, y como en los rallies actuales, se tomaba el tiempo por tramos y el ganador era aquel que acumulara menos tiempo total en la suma de los tramos. En cada coche debía ir un juez de la carrera, por lo que es obvio que no eran monoplazas los vehículos. Es más, el ganador real era el primero en llegar a Rouen, pero además que el coche fuera cómodo, bonito… era una prueba más de coches que de pilotos, todo sea dicho.
El primero en la meta de Rouen fue el conde Jules-Albert de Dion, con un vehículo con un motor a vapor, seguido por dos Peugeot, estos sí ya de gasolina, o algo parecido. El viaje le llevó casi 7 horas, 6 horas y 48 minutos para ser exactos, y la velocidad media no llegó a los 20 kilómetros por hora. El segundo clasificado fue Albert Lemaître, que llegó unos 3 minutos y medio después.
Cuatro personas iban en aquel vehículo a vapor que ganó, y supongo que alguien estará tentado de aplaudir por el vapor, quizás algún fan del steampunk. Pero lo cierto es que el siguiente vehículo movido a vapor llegó el decimoquinto. Aquí abajo tienen al ganador y su espectacular carruaje no tirado por caballos.