La Rebelión Taiping, millones de muertos por suspender una oposición

(Hong Xiuquan)

Es comprensible que algunos pierdan la cabeza y hasta la salud preparando unas oposiciones para un organismo público. Si no resulta en éxito todo ese esfuerzo, uno puede sentirse enfadado e iracundo contra el mundo. Eso, como decía, es comprensible, pero que ello derive en millones de muertos, eso, amigos, es otra harina.

Hong Xiuquan fue un chino nacido en 1814 y cuyas primeras ambiciones iban dirigidas hacia el servicio público, a ponerse al servicio de la administración. Se preparó para los exámenes e incluso asistía a clases para ello, pero no superó las pruebas. Suspendió varias veces y la frustración le llevó a una depresión y a un estado de nerviosismo que consumió su salud y le provocó visiones y crisis mentales.

En una de aquellas visiones se vio volando por el cielo y se encontró con un hombre alto y con barba que le encomendó una misión: volver a la tierra y erradicar los demonios de ella. No mucho después cayó en sus mano una traducción al chino del Nuevo Testamento y tras leerlo llegó a la conclusión de que el hombre con el que había conversado en el cielo no era otro que Jesucristo. No para ahí la cosa, y concluyó también que él, Hong Xiuquan, era hermano de Cristo y que los demonios que debía eliminar estaban en el emperador y en general en la dinastía Qing.

El cristianismo había abrazado a Xiuquan, a la vez que él abrazaba al cristianismo, y ya eran uno contra la dinastía Qing, seguidores de Confucio. Su mensaje caló entre unos cuantos, mezclando religión y política, como otras tantas veces, y la bola de nieve fue rodando y rodando hasta que se convirtió en una guerra abierta entre los desheredados seguidores de Xiuquan y las tropas del emperador.

No se sabe con certeza cuántos fallecieron en aquella rebelión, conocida como la Rebelión Taiping, pero fueron entre 10 y 20 millones. Curiosamente, Taiping en chino significa Gran Paz, y es que Xiuquan hablaba del Reino Celestial de la Gran Paz, que lo tenía a él como líder y buscaba cambiar China de cabo a rabo, teniendo a un único dios como centro, el dios cristiano. Todo acabó cuando murió Xiuquan, al que encontraron muerto en su palacio.

Quizás fuera un suicidio el final del hermano de Jesucristo, quién sabe. Lo que sí parece claro es que nunca fue tan caro para un país que uno de los opositores a la administración acabara suspendiendo.

Fuente: BBC

Curistoria

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