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Los cuadernos radioactivos de Marie Curie

(Notas de laboratorio de Marie Curie)

No hace mucho les hablaba de Ada Lovelace, la primera persona que programó un ordenador, aunque fuera una versión primitiva de este. Hoy, 15 de octubre, es el día de Ada Lovelace y conmemora la contribución de la mujer al mundo de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Y en honor a este día, la curistoria de hoy tendrá como protagonista a la mujer científica por antonomasia: Marie Curie.

Marie Curie fue pionera en la investigación de la radioactividad y fue la primera mujer en recibir el premio Nobel y la primera persona en conseguirlo en dos disciplinas distintas: física en 1903 y química en 1911. Por cierto, también su marido fue premiado con el prestigioso galardón y más tarde su hija Irène Joliot-Curie. Una familia admirable. Pero volvamos a Marie Curie y la radioactividad.

Debido al ámbito de sus investigaciones y a que entonces se desconocía el terrible mal que encerraba la radioactividad, los Curie pasaron horas y horas expuestos a ella. Los cuadernos que contienen las notas y apuntes de Marie Curie siguen hoy cargados de radioactividad y no pueden ser consultados y manejados sin precauciones. Están guardados en una caja de plomo y para acceder a ellos hay que firmar unos papeles en los que uno deja constancia de que conoce los peligros a los que se enfrenta.

Fue la misma radioactividad que sigue habitando en los cuadernos casi un siglo después la que se llevó a Marie Curie a la tumba. Tal sacrificio en pro de la investigación bien merece un homenaje, aunque sea tan pequeño como este.

Curistoria

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  • Permíteme que haga un poco de publicidad, aunque en realidad no sea tal... La vida de esta mujer me parece tan sumamente interesante y digna de tener como ejemplo, que no puedo evitar recomendar a los lectores del blog el pasaje de la historia que Juan Antonio Cebrián le dedicó (es un audio). Imagino que debe ser fácil de encontrar en google... No pongo ningún enlace porque a estas alturas no sé si es legal o no, y ante la duda mejor ser prudente.

    Como siempre, una entrada muy curiosa. Me recuerda a una historia que me contó una profesora en la facultad... Al poco de descubrir la radiactividad, comenzaron a vender pastillas de sustancias radiactivas como la gran panacea y un hombre ingirió tal cantidad a lo largo de su vida, que supongo que no sería muy larga, que a día de hoy aun brillan sus huesos... Lástima que no recuerde el nombre del tipo!!!

    Saludos,
    Vidia.

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