Hace unos días les narraba una curistoria que tenía como moraleja que no era buena darse por muerto antes de tiempo. Hoy volvemos a darle vueltas al concepto, pero en este caso más bien para afirmar el dicho que asegura que no se debe vender la piel del oso antes de cazarlo. Lo que sigue, lo he leído en un libro de Carlos Fisas, un verdadero maestro en esto de las Curistorias.
Al parecer, debutaba en la plaza de toros de Madrid un novillero sevillano que tenía encandilada a toda la afición de su tierra, cuando al finalizar su faena un cronista taurino se adelantó y dio la noticia antes de que esta ocurriera. Viendo la estocada que el novillero había dado, supongo que después de una buena faena, el periodista salió disparado para mandar un telegrama a Sevilla: «Último toro: estocada formidable, sacado a hombros«.
Después de esto, volvió a la plaza para enterarse de que el toro, herido de muerte y agonizante, había lanzado un último derrote y había corneado gravemente al muchacho hispalense. Maldiciendo, esto es suposición mía, pensó en cómo podía arreglar el desaguisado y una brillante idea le vino a la cabeza. Volvió a la oficina de telégrafos y envió un mensaje que parecía continuación del anterior y que por lo tanto podía disimular su torpeza al narrar los hechos antes de que estos concluyeran. Este segundo mensaje rezaba: «sacado a hombros por los subalternos para llevarle al hospital con grave herida causada por el toro, que derrotó agonizante«.
Debió ser extraño para los que leyeran el mensaje en Sevilla aquello de llevar a hombros a un torero herido al hospital, pero si el que lo decía lo había visto con sus ojos… ¿quién lo negaba? Lo que no sabían en Sevilla es que no habían visto los ojos del cronista lo que el cronista contaba.
Jeje, buena forma de solucionar una noticia defectuosa. Ojalá los periodistas de pacotilla que vemos hoy en día tuviesen la mitad de cabeza que este señor.
Supongo que quedó algo absurdo, pero salvo las formas, al menos.
Saludos.
No conocía esta anecdota. Muy curiosa.
Gracias.