Las “hazañas” de la censura durante el franquismo han sido glosadas infinidad de veces y la verdad es que en todas ellas queda de manifiesto lo excesivo de sus posturas y en muchos casos el absurdo en el que se adentraban sin el menor sonrojo.
En los años cuarenta, durante la posguerra española, la preocupación por las formas y el desnudo obligaba a que se bajaran las faldas y se subieran los escotes. Ya hemos comentado en otras ocasiones cómo el retoque fotográfico era de uso habitual. Incluso si había que retocar la propia fisonomía, se hacía. Este fue el caso de Ana Mariscal, cuyo busto le pareció excesivo al censor y obligó a usar tijera con el mismo para que la actriz luciera menos provocativa, a pesar de que aquello que se veía en la foto era todo suyo.
Este tipo de cosas no ocurrían solo con las mujeres. Los boxeadores, que peleaban con el torso desnudo, eran en ocasiones fuente también de lujuria, en este caso para las mujeres, y el censor obligaba a pintar una camiseta sobre el cuerpo del deportista. Pero este hecho tenía un daño colateral: únicamente los boxeadores aficionados, los no profesionales, combatían con camiseta. Así, lo grandes campeones aparecían en los diarios como aficionados gracias al rotulador de la censura. Y cuando digo grandes campeones, no es una forma genérica de hablar, Luis Romero, cuando fue campeón de Europa, apareció con camiseta “pintada” en Triunfo.
Fuente: La España de la posguerra 1939-1953, de Fernando Vizcaíno Casas
¡Qué obsesión, Vitike, la de la censura con los centímetros de epidermis de féminas y varones! Pero, a cambio, en el cine,¡qué sutiles se volvían las insinuaciones de los directores! ¡No hay duda de que el hambre agudiza el ingenio!
Mil recatados saludos.
Y en la prensa. Yo siempre recuerdo la portada de ABC que era únicamente un texto, negro sobre blanco, que rezaba algo como: Esta portada ha sido visada por la censura. ¡Qué manera de dejarlo todo claro! ¿Cuál sería la portada censada? Pensarían miles.
Saludos.