Al final de la Primera Cruzada, un peregrino llamado Pedro Bartolomé, comentó que había tenido una revelación y que se debía excavar en la Iglesia de San Pedro en Antioquía. Por suerte para Antioquía encontraron una lanza, y por supuesto no tardaron un momento en determinar que era la Lanza Sagrada que el soldado romano Longinos había clavado en el costado de Cristo.
En una época en la que las reliquias marcaban el camino de los peregrinos y por lo tanto eran vitales para las ciudades, aquello era una suerte para Antioquía.
Por supuesto, Jerusalén no podía ser menos que Antioquía y el 5 de Agosto de 1099 se anunció que en Jerusalén se había encontrado la Vera Cruz. Sólo habían pasado 3 semanas desde la conquista de Jerusalén por los Cruzados.
Y esto sólo fue el comienzo, las reliquias cristianas aparecieron por todos lados como no podía ser de otra forma, por la zona de la que hablamos y por la importancia de encontrar una reliquia, fuera esta fiable o no.
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