El motín del Lennie y los mensajes en las botellas

El motín del Lenny y los mensajes en las botellas

Hace unos días les hablaba sobre el libro Mensajes en una botella, escrito por Wolfgang Struck, y les decía que además del experimento de Neumayer, aparecían en él historias relacionadas con eso de lanzar una botella con un mensaje al océano. Y de una de esas historias quiero hablarles hoy, la que trata sobre el motín del Lennie y los mensajes en las botellas.

El Lennie era un barco británico que dejó Amberes el 22 de octubre de 1875, rumbo a Nueva Escocia. A los pocos días de viaje, hubo un motín a bordo y parte de la tripulación se hizo con el barco, tras asesinar al capitán y a varios de los oficiales. Entre los pocos que quedaban a bordo con conocimientos sólidos y algo de experiencia en la navegación estaba Van Hoydek, un camarero.

El motín del Lennie y los mensajes en las botellas es una historia maravillosa, que bien podría ser el corazón de una novela

Van Hoydek aparentó ponerse del lado de los asesinos y colaborar con ellos, accediendo a llevarlos a Gibraltar, como le pedían. Pero en realidad lo que hizo fue mantener al barco cerca de la costa y buscar una salida a la situación. La costa era, por cierto, la parte francesa del golfo de Vizcaya. Van Hoydek puso de su lado a un grumete llamado Henry Trusillo, y entre ambos trazaron un plan. Avisar a las autoridades de lo ocurrido y delatar a los asesinos.

Pero en 1875 no había teléfonos vía satélite ni radio de largo alcance, así que usaron botellas. A escondidas escribieron un mensaje en francés e inglés, porque no sabían a dónde iría a parar, lo metieron en una botella y lo lanzaron por la borda. Lo hicieron 24 veces, a lo largo de toda la costa. El tiempo jugaba contra ellos, porque algunos de los amotinados sospechaban que el rumbo del barco no estaba siendo el correcto. Y era obvio que después de matar a varios hombres, no tendrían mucho problema en acabar con otros dos más y lanzar sus cuerpos al mar.

La situación empeoró a bordo y seis de los amotinados, de nacionalidad griega, pidieron que les dejaran en tierra. Bajaron en la localidad francesa de Les Sables d’Olonne, y allí dijeron que eran los supervivientes de un naufragio.

Seis de los amotinados casi consiguieron escapar, tras dejar el barco

Mientras, alguna de las notas de las botellas había sido entregada a la policía francesa, claro está, después de ser encontradas en la costa. Es decir, el mensaje en la botella como forma de correo había funcionado. Con esa denuncia, una fragata de la Armada francesa salió en busca del barco inglés y lo abordó para pedir explicaciones. Al momento los dos delatores contaron todo y los cinco amotinados que quedaban a bordo fueron detenidos. No olvidemos que, entre esos once hombres, los cinco que quedaban a bordo y los seis que habían desembarcado, había varios asesinos.

La noticia de lo ocurrido se hizo pública y entonces los griegos que habían llegado a Les Sables d’Olonne se convirtieron en sospechosos. Fueron detenidos y al registrar sus pertenencias la policía encontró bienes que habían sido del capitán del Lennie o de alguno de los fallecidos. Eso acabó con su posible huida.

Tanto Trusillo como Van Hoydek fueron recompensados por su acción, mientras que los asesinos fueron entregados a la justicia inglesa. Todo gracias a un mensaje en una botella.

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