La relación entre los psiquiatras y el diván proviene de un regalo a Freud

La relación entre los psicólogos y el diván proviene de un regalo a Freud

Cuando uno se confiesa en una iglesia, se arrodilla en el confesionario. Cuando uno se confiesa en el psiquiatra, se recuesta en un diván. O al menos eso es lo que dice el mito. Y como casi todo tiene su explicación, la relación entre los psiquiatras y el diván proviene de un regalo a Freud, por lo que bien podríamos decir que es algo casual.

La relación entre los psiquiatras y el diván proviene de un regalo a Freud que le hizo una paciente, Madame Benvenisti

El apellido Freud suele llevar a su vez otro apellido: el padre del psicoanálisis. Como si hubiera que especificarlo y no bastara con decir Freud para saber de quién hablamos. Este médico austríaco tuvo su propio consultorio, de donde se nutría para sus investigaciones y teorías. Y si algo tenemos asociado con la idea de un psiquiatra y su consultorio, como decía al comienzo, es el diván. Y eso al que le regaló Madame Benvenisti a su terapeuta, que no fue otro que el propio Freud.

Este obsequio ocurrió en torno al año 1890, después de que la dama fuera su paciente, así que lo mismo era una indirecta por lo incómoda que era la silla que usaba hasta entonces o vaya usted a saber. Lo cierto es que Freud aceptó el regalo e instaló el diván en su estudio, y lo cubrió con una alfombra, como pueden ver en la imagen anterior, que he tomado del Freud Museum.

Bien pensado, sentarse en una silla cualquiera durante una hora y abrir el alma no es cómodo. Por otra parte, usar una cama para las sesiones de terapia con Freud habría provocado un regusto a médico tradicional, y quizás demasiada comodidad, lo que hubiera sido contraproducente. Este mueble de la señora Benvenisti era ideal porque abría paso a un ambiente en el que el paciente se dejaba ir y se sinceraba. -justo lo que el terapeuta buscaba.

Por lo tanto, bien elegido está el diván, creo yo, aunque ya ven que todo fue más casual de lo que nos gustaría creer. Al fin y al cabo, fue un regalo. Si hubiera elegido al buena señora una pluma estilográfica como regalo, hoy el mundo del psicoanálisis sería otro, y también algunas escenas de Woody Allen.

Freud se llevó el diván de Viena a Londres cuando se trasladó

Pero debió cogerle cariño el médico al mueble, o encontrarlo útil, porque cuando dejó Viena en 1938 para instalarse en Londres, se lo llevó con él. Y allí sigue, el diván, no Freud. En Londres, digo. Salió huyendo de los nazis, por su origen judío, y curiosamente aunque murió al año siguiente, en 1939, era una de las personas que estaba en el Libro Negro de los nazis. Es decir, era una de las personas que los nazis se proponían controlar tan pronto como invadieran Reino Unido.

Otro detalle interesante en la imagen del psicoanalista que, al parecer, también creó Freud, es la del terapeuta sentado como apartado, sin mirar al paciente directamente. Cerca del diván, sí, pero tras el respaldo, es la situación clásica en los consultorios. Supongo que también era para facilitar que este contara realmente lo que tenía en la cabeza sin sentirse intimidado.

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