Uno de los nombres clásicos de la política europea del siglo XX es Konrad Adenauer. Quizás el apellido suene a Chiquito de la Calzada, pero fue el primer canciller de la República Federal de Alemania y un impulsor de la Unión Europea. Comenzó a gobernar en un momento delicado, como veremos, pero con hechos y con símbolos, fue ganando terreno. Por ejemplo, el símbolo que supuso que Adenauer pisara una alfombra sobre la que estaban los representantes de los vencedores de la guerra.
El símbolo que supuso que Adenauer pisara una alfombra se interpreta como una declaración de intenciones frente a los países que controlaban a la Alemania vencida
El 15 de septiembre de 1949 Adenauer fue elegido canciller federal, por tan sólo un voto de ventaja, y estuvo en ese cargo hasta 1963. Cogió a su país todavía sobre el daño de la Segunda Guerra Mundial y con el control directo de los vencedores, y lo convirtió en una nación poderosa, tanto económica como políticamente. Es cierto que con ayuda internacional, pero por algo se llama el milagro alemán a los cambios y avances de aquella época.
Hay una anécdota de sus primeros días como canciller que es ilustrativa y curiosa. Uno de esos hechos simbólicos que merece la pena conocer y reconocer. Y no hay que olvidar que, en diplomacia y política internacional, los símbolos lo son todo en muchas ocasiones. La anécdota, por cierto, la escribió Henry Kissinger en el Wall Street Journal hace unos años.
Ocurrió el 21 de septiembre de 1949, menos de una semana después de ser nombrado canciller. Ese día Adenauer se reunió con representantes, los altos comisionados, de los tres países que controlaban a Alemania. Tres de los vencedores del bando aliado: Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Para el encuentro se habían marcado una serie de protocolos. Recuerden lo que les decía de la importancia de los símbolos. Uno de esos acuerdos de protocolo determinaba que los tres comisionados aliados estarían de pie sobre una alfombra, y que, en otro lugar, frente a ellos, y fuera de la alfombra, estaría Adenauer.
El Acuerdo de Petersberg, donde Alemania Federal comenzaba a ganar cierta independencia, es un espejo de aquel momento en que Adenauer pisó la alfombra
El acuerdo de protocolo era una forma de representar la distancia de los aliados con respecto a Alemania. La supervisión que ostentaban y, quizás, la desconfianza. Pero durante el encuentro, y no fue casualidad, con toda seguridad, Adenauer dio unos pasos y se situó sobre la alfombra. En una esquina, como pueden ver en la imagen de arriba (fuente), pero sobre la alfombra. Todo un símbolo de las intenciones de Alemania y de lo que vendría poco después con el Acuerdo de Petersberg.
Esto, como decía, ocurrió a mediados de septiembre de 1949. Poco más de dos meses después, el 22 de noviembre, los tres altos comisionados aliados firmaban con él el Acuerdo de Petersberg. Lo hacían en el hotel Petersberg, cercano a Bonn, y de ahí el nombre del acuerdo.
Aquel tratado internacional era un paso clave en la soberanía de Alemania Occidental, como si le dejaran empezar a caminar sin ir de la mano, pero vigilándolo de cerca. Por ejemplo, el acuerdo permitía a Alemania entrar en el Consejo de Europa, pero la importante zona industrial de la cuenta del Ruhr seguía bajo control efectivo de los países aliados. El país seguía desmilitarizado, aunque podía construir buques de capacidad restringida. En definitiva, con el acuerdo Alemania ganaba un poco de autonomía unos años después de perder la guerra, si bien los aliados seguían tutelándola.
El acuerdo era un pasito de Alemania dentro de la alfombra donde estaba los países aliados. El símbolo de Adenauer colocándose en la alfombra tenía su espejo en ese acuerdo. La República Federal de Alemania aceptaba cierto control, pero desde luego no iba a ser una marioneta de otros sin más.