Ya saben que el Teléfono Rojo nunca ha sido un teléfono, y por lo tanto no pudo ser ni rojo ni de otro color. Pero su existencia sí demostró lo importante de las líneas de comunicaciones, por si alguien dudaba de ello. Los británicos se dieron cuenta de esto mucho antes, tan pronto como llegó el telégrafo, y se empeñaron en unir todo su imperio con cables telegráficos. Muchos de ellos submarinos. En la imagen de arriba pueden ver cómo era la Línea Roja que conectaba telegráficamente todo el Imperio Británico.
La Línea Roja que conectaba telegráficamente todo el Imperio Británico era de ese color porque se solían pintar su imperio de ese color en los mapas
El 24 de agosto de 1844 Samuel Morse envió el primer mensaje telegráfico de la historia. Aquel mensaje decía: ¿Qué nos ha traído Dios? Lo hizo usando el código que lleva todavía hoy su nombre, aunque fue Alfred Vail, el hombre que inventó el código Morse. Aquel mensaje de 1844 demostraba que se podían conectar lugares muy lejanos para comunicarse casi instantáneamente. Para los ojos británicos, se pasaba de semanas a unas pocas horas para mandar una noticia de un lado al otro del imperio.
Poco después comenzaron a tirarse cables por todos los sitios. Incluidos cables que unían los continentes separados por los océanos. Los famosos cables submarinos. Los británicos pusieron algunos barcos expresamente preparados para esto a tirar cables por todo el globo terráqueo. Miles y miles de kilómetros de cable eléctrico. Su objetivo era conectar telegráficamente todo su imperio, que era enorme y muy disperso.
Con el paso del tiempo consiguieron unir por cable la mayoría de sus colonias con la isla británica. A esa gran red, que en realidad no era muy intrincada pero sí muy extensa, se la conoce como All Red Line, esto es, la Línea Roja. Fue inaugurada el 31 de octubre de 1902, después de décadas de trabajo. Cerca de medio siglo.
La red era redundante para soportar ataques y sabotajes, sin que se cortaran las comunicaciones
En 1872 ya se podían enviar mensajes directamente desde Londres hasta Sídney. Lógicamente, había redundancia en los cables para evitar que partes del imperio quedaran aisladas debido a un sabotaje, y hasta se tenía el objetivo de que cualquier cable submarino debía emerger en territorio del Imperio Británico, por seguridad. Una vez en tierra, por supuesto, la red de cable seguía avanzando. Antes de la Primera Guerra Mundial se estudió la capacidad de resistencia frente al sabotaje de la red y se determinó que se debían cortar 49 cables para aislar a Gran Bretaña o 15 para dejar a Canadá sin conexiones con el resto del imperio.
La Línea Roja fue finalmente sustituida por una red inalámbrica, creada con el mismo espíritu. Gracias a potentes estaciones de radiotelegrafía de largo alcance, los británicos podían comunicarse con sus colonias sin problemas y sin necesidad de recurrir a cables físicos. Esta red inalámbrica se trazó entre 1922 y 1928 y aunque arrinconó a la Línea Roja, no acabó con ella. Se mantuvieron los cables como reserva, como salvavidas por si se comprobaba que los enemigos interrumpían la red inalámbrica de algún modo.
En 1898, EEUU ocupo la isla de Guan a España (sigue ocupandola) para tener un cable de comunicación con Asia. No son objetivos muy distintos para la construcción de sus respectivos imperios.
Gracias, Pasapués, por el aporte. Supongo que no fue sólo por el cable, pero entonces esas cosa pesaban en las decisiones.
Un saludo.
Bah, les mando yo a un almirante ruso con una flota báltica de reserva y se los corto en medio dia :-)
Lamastelle, siempre que el almirante ruso no se acabe cayendo trágicamente por la borda. Que últimamente está pasando en algunos casos.
Un saludo :)