Jean-Baptiste Lully, aunque suene a francés, era italiano. Florentino, para ser más concretos. Nació en 1632 allí y murió en 1687 en París, ya que acabó siendo francés por aquello de que uno no es de donde nace sino de donde pace. Compositor, músico y bailarín, estas dos cosas le llevaron a la muerte. Esas dos cosas, y su terquedad. O su optimismo. O su esperanza. Quién sabe. Lo que sí se sabe es que Jean-Baptiste Lully, fue el gran músico que murió por no querer dejar de bailar.
Jean-Baptiste Lully, el gran músico que murió por no querer dejar de bailar era el hombre clave de la música en la corte de Luis XIV
Siendo un muchacho de 14 años emigró a Francia y allí desarrolló su carrera como músico. Una carrera muy relevante, todo sea dicho. Fue compositor de la corte y su nombre es en gran medida el origen de la ópera barroca en Francia. Los principales ballets y danzas de la corte de Luis XIV fueron suyos.
No sólo componía, sino que a Lully también le gustaba bailar y algunas veces lo hacía incluso en las representaciones de sus propias obras con público, como uno más. El rey Luis XIV, su mecenas, era otro gran aficionado al baile e incluso llegó a salir también a escena en algún teatro para cantar y bailar. Lully trabajó con Molière, del que se conmemorarán el 17 de febrero de 2023 los 350 años de su muerte como veíamos en el repaso de las efemérides que tendremos este año. Con la protección del rey, trabajando con los mejores, con un gran talento, cierta astucia y con buena suerte, el compositor acaudaló una fortuna.
En la música Lully fue muy importante, no lo olviden, y no vayan a quitarle mérito a eso al conocer la forma en la que murió. Estaban ensayando su composición Te Deum, que se iba interpretar para celebrar que la fístula anal del rey había sanado (no es un chiste), y los músicos no daban con la tecla (esto sí es un poco chiste). La situación enervó al pobre Lully, que estaba marcando el ritmo con una enorme barra o bastón con la que golpeaba el suelo, como era habitual en la época. Pero el enfado le llevó a golpear con más fuerza de la que debía y con menos tino del deseable y se dio en el pie, haciéndose una herida.
El compositor se hirió tras golpearse en un pie con un bastón y se negó a ser amputado para poder seguir bailando
Aquella herida fue a más, se infectó y cuando la amenaza de la gangrena era evidente los médicos le advirtieron de que lo más recomendable era cortar el pie para salvar el resto del cuerpo. Jean-Baptiste Lully, no sabemos si por optimismo o porque pensaba que la vida sin poder bailar no tenía sentido, se negó a ello. Quería evitar perder el pie porque quería seguir bailando, pero al final la infección del pie acabó afectado a todo su cuerpo.
Un hombre que era un gran compositor, que era respetado, que estaba en lo más alto de la sociedad francesa y que era rico, se arriesgó a perder la vida para poder seguir bailando. Corrió el riesgo y perdió la vida. Supongo que lo enterraron con su pie pegado al cuerpo.
No debía ser esto tan raro en otros tiempos, ahora que lo pienso, porque ya les conté hace mucho la historia de Jack Daniel, el fundador de Jack Daniel’s, que murió por una patada que le dio a una caja fuerte. Por lo tanto, amigos, anden con cuidado, literalmente, para no herirse en un pie, y bailen todo lo que puedan hoy, que quién sabe mañana.