Asegura el refrán castellano que no hay peor cuña que la de la misma madera. Y haciéndolo bueno tenemos varios casos en la historia de España de personajes que habiendo disfrutado de pertenecer a la élite de la sociedad colonial y de hasta haber estado al servicio de la metrópoli, se volvieron contra ella. No digo yo que sea esto extraño o malo, porque uno crece donde le toca y exprime lo que tiene a su alcance, para luego buscar su propio camino. Hoy vamos a comer el caso de Abd el-Krim, a sueldo de España primero y su enemigo después. Pero también podríamos hablar en cierta medida de Bolivar, Martí de José San Martín, que estuvo toda la vida luchando por la independencia, primero a favor de España y luego contra ella.
Esto, por supuesto, no es único de España. Si no, recuerden que en su día les hablé de Atila, el romano. Pero un caso especialmente llamativo por lo importante de sus acciones cuando se volvió contra España es el caso de Abd el-Krim. El líder rifeño que hace un siglo consiguió dar un golpe terrible a nuestro país, había sido lo que podríamos llamar un funcionario español. Ese golpe terrible, por cierto, no sólo lo fue por el propio golpe en sí y por las muertes que causaron sus hombres entre las tropas españolas. También lo fue porque su martillazo sobre el yunque dejó aturdidos a nuestros políticos y a nuestra sociedad de entonces, dejándola tambaleante.
Abd el-Krim, a sueldo de España primero y su enemigo después, formaba parte de la maquinaria administrativa española en el norte de África
Abd el-Krim era hijo de un cadí, esto es, de un hombre con cierto poder al ejercer de juez sobre diversos temas, aplicando la sharia, la ley islámica, en sus dictámenes. El que más tarde sería líder rifeño cursó el bachillerato español en Tetuán y Melilla, y más tarde estudió derecho islámico en la Universidad de Qarawiyyin, en Fez, una institución con siglos de historia. También pasó por la Universidad de Salamanca, donde también se formó en derecho. Su hermano, por cierto, estudió ingeniería en Madrid y pasó por la Residencia de estudiantes.
Tras esta educación, Abd el-Krim siguió los pasos de su padre y trabajó como cadí en Melilla. Pero también trabajaba como traductor y escribiente para la Delegación de Asuntos Indígenas, que era una institución española del Protectorado de Marruecos. Su posición era de alto funcionario y recibía una buena paga por sus servicios. En una de esas curiosidades que nos deja la historia, Abd el-Krim entregó el diploma de traductor de árabe a Manuel Fernández Silvestre, uno de los protagonistas principales del Desastre de Annual, donde se dejó la vida el 22 de julio de 1921.
Al intentar escapar de una prisión española se lesionó una pierna que le dejó cojo
Por todo esto Abd el-Krim fue durante su juventud un buen conocedor de España y uno más de su maquinaria administrativa en el norte de África. Con el tiempo llegarían los desengaños y los desencuentros, y el rifeño pasaría al otro lado, apoyando un movimiento que acabó con el ejército español del protectorado atemorizado y arrasado.
Franciá acusó a Abd el-Krim de colaboración con los alemanes durante la Primera Guerra Mundial, en la que España era neutral, y esto obligó al gobierno español a encarcelarlo. Estuvo en el fuerte de Rostrogordo, en Melilla, de donde intentó escapar el 23 de diciembre de 1915. En ese intentó se lesionó una pierna que le dejaría una cojera para toda la vida. El trato que recibió estando preso lo comenzó a alejar de nuestro país, además de otro tipo de intereses, hasta que el rifeño se levantó contra España en 1921.