Hace muchos años que no escribo una curistoria de Miguel Ángel Buonarroti, a pesar de que ya comenté en su momento que es uno de mis personajes favoritos. La obra de la que trata esta entrada es su famosa Pietà, La Piedad que está en el Vaticano. La única escultura que firmó Miguel Ángel en su vida, con una historia detrás de la firma que huele a leyenda. Pero lo más impresionante de La Piedad es lo que no se ve. Por todo lo que dice sobre el artista y su forma de comprender el arte. Miguel Ángel esculpió la espalda de Cristo en La Piedad, aunque no se vea. Sabiendo que no se iba a ver nunca.
Miguel Ángel esculpió esta obra maestra con tan sólo 24 años.
La Piedad se puede ver desde cualquier punto de vista, aunque está pensada para su contemplación frontal. Las telas de la espalda de la virgen están perfectamente esculpidas y la cara de Cristo mira al cielo, por lo que la mejor forma de ver ese detalle es desde lo alto. Buonarroti utilizó varios trucos para conseguir un resultado que hoy sigue impresionando. Y lo hizo entre 1498 y 1499, es decir, cuando tenía 24 años. Por ejemplo, la Virgen en mucho más alta que su hijo, que Cristo, si bien en la obra no se percibe. Así consiguió Miguel Ángel que la composición fuera perfecta a ojos del espectador, ese triángulo clásico.
La Piedad sale de un bloque de mármol que el mismo Miguel Ángel se preocupó en elegir. Es un ex uno lapide, es decir, el resultado final sale de un único bloque esculpido, y no de la unión de varias partes esculpidas por separado. Esto hace aun más impresionante el hecho de haber realizado la espalda de Cristo. Miguel Ángel decía que las esculturas estaban ya dentro del bloque de piedra idóneo, y que sólo había que eliminar lo sobrante. Para él también debía estar la espalda de Cristo allí dentro, aunque quedara oculta para siempre a los ojos de cualquiera.
Miguel Ángel tuvo que usar unos cinceles especialmente cortos para esculpir la espalda a través de un hueco
Miguel Ángel esculpió la espalda de Cristo en La Piedad, aunque no se vea. Únicamente algunos privilegiados han podido meter la mano por un hueco disimulado entre el manto de la virgen, y tocar la espalda de Cristo. Recuerden que la escultura está hecha a partir de un enorme bloque de mármol de Carrara, por lo que Miguel Ángel tuvo que esforzarse muchísimo para dar forma a las costillas de Cristo. Usando unos cinceles especialmente cortos, metía las manos por ese pequeño túnel curvo a través de la escultura para dar forma a la espalda de Cristo.
No me atrevo a buscar una explicación sobre por qué Miguel Ángel hizo aquello, pero sin duda es una muestra de su forma de ver el arte y lo que hacía. Con seguridad iba más allá de la mera realización de una escultura. Por eso también es especialmente penoso que en mayo de 1972 un hombre, Laszlo Toth, atacara la escultura con un martillo. Los daños fueron graves en el rostro de la Virgen y en su brazo izquierda. Desde entonces la escultura ya no es ex uno lapide, porque la restauración se hizo reintegrando los fragmentos que Toth había roto con el martillo.