En los últimos días he tenido la misma conversación con dos personas diferentes, sobre por qué los tomates no son considerados en términos generales como una fruta. Pero según sus características botánicas son frutas. Bien, pues los tomates son una verdura, en términos prácticos, debido a una ley estadounidense. Esto es, el tomate es una fruta, salvo para pagar impuestos.
Los tomates tienen las semillas de la planta dentro de sí, como una manzana o una naranja. O como el pepino. Esto la convierte en una fruta desde un punto de vista botánico. Pero si los impuestos están por encima de todo y todos (ríanse conmigo por ante la falsedad que acaban de leer), no se iban a parar ante una ley o descripción técnica, por muy científica que sea. Si lo impuestos dicen que el tomate es una verdura, lo es, al menos para el entender general y para las máquinas de los supermercados donde uno se pesa sus propios productos.
Recuerden que el tomate está entre lo que llegó de América a Europa, entre otras muchas cosas, y este tema de si es fruta o verdura, se resolvió a aquel lado del Atlántico.
El tomate es una fruta, salvo para pagar impuestos.
Todo ocurrió en el siglo XIX en Estados Unidos. En 1883 este país aprobó una ley que establecía que las verduras importadas tenían una tasa del 10%. Las frutas estaban libres de dicha tasa. Ese 10% se aplicaba de manera general a las importaciones de tomates, ya que la Autoridad Portuaria de Nueva York determinó que eran verduras.
Varios importadores, como un tipo llamado John Nix, tiraron de la definición botánica del producto para tratar de anular la tasa que les estaban aplicando. No hubo suerte en primera instancia, y la reclamación pasó al responsable de impuestos de Nueva York y acabó en la Corte Suprema. No se resolvió el tema hasta 1887, por lo que vemos que la disputa fue larga.
Según la Corte Suprema de EEUU siendo una fruta, se consume como verdura y por eso paga más impuestos
En la Corte Suprema se analizó el problema, profundizando en las definiciones técnicas y en el consumo del tomate, del pepino, de la berenjena… y al final la sentencia determinó que, teniendo razón Nix en que el tomate es una fruta, la tasa había que pagarla. Textualmente:
Botánicamente hablando, los tomates son el fruto de una vid, al igual que los pepinos, calabazas, frijoles y guisantes. Pero en el lenguaje común de las personas, ya sean vendedores o consumidores de provisiones, todas estas son verduras que se cultivan en huertos y que son comidas, ya sea cocidas o crudas, como las patatas, zanahorias, chirivías, nabos, remolachas, coliflor, repollo, apio y lechuga, usualmente servidas en la cena, con o después de la sopa, pescado o carnes que constituyen la parte principal de la comida, y no, como las frutas en general, como postre.
Las leyes botánicas son unas y las de los hombres otras
Esto es, que aunque las leyes de la botánica dicen una cosa, las leyes tarifarias se rigen por otras normas, y entre esas está la costumbre. Y como la costumbre es que el tomate no se toma tal y como se toma la fruta, al final de la comida, pues hbaía que gravarlo con un 10% de tasa.
Por lo tanto, el tomate es una fruta, sí. Es también una verdura. En un caso botánicamente, y en otro legalmente. Y todo esto porque lo dijo la Corte Suprema de Estados Unidos en 1893.