Isabella Stewart Gardner fue una dama que nació en 1840 en Nueva York, como parte de una familia de posibles, que se diría entonces. Esto le permitió vivir con lujo y, especialmente, viajar por todo el mundo. Su interés por el arte y por la literatura le llevaron a coleccionar libros y manuscritos raros y valiosos y en 1884, durante un viaje a Venecia, Isabella decidió crear un museo en Boston, la ciudad en la que vivía con su marido.
A comienzos del siglo XX el edificio estaba listo y la colección de nuestra dama, que incluía muebles, esculturas, cuadros, libros… comenzó a exponerse. Durante toda su vida siguió comprando y aumentando los fondos del museo. Un proyecto admirable, que se complementaba con charlas, conciertos y reuniones.
Por lo que es mundialmente famoso el museo Isabella Stewart Gardner en nuestros días es por ser objeto de uno de los mayores robos de la historia. Quizás el segundo más importante tras el robo de la Gioconda. En la madrugada del 18 de marzo de 1990 dos ladrones, disfrazados como policías entraron en el museo tras tocar el timbre, alegando que les habían avisado por unos disturbios. Un guardia de seguridad se saltó el protocolo y confiado les abrió la puerta. Una vez dentro, los ladrones llevaron a los guardias de seguridad al sótano y comenzaron el robo.
Durante 81 minutos se dedicaron a descolgar las obras que querían llevarse, sin prisas y sin problemas. El museo cuenta con detectores de movimiento, así que todo lo que hicieron quedó registrado, como vemos en la imagen superior. Cerca de las 3 de la mañana, y tras dos viajes al coche que tenían aparcado en el lateral para cargar las obras, los ladrones se marcharon. Pasadas las 8 llegó la policía real que encontró a los guardias atados y comenzó a investigar.
El botín es espectacular. Se llevaron 13 obras de arte. Obras de Rembrandt, Vermeer, Manet o Degas, entre otros, cuyo valor se estima por encima de los 500 millones de dólares. Entre esas 13 piezas está la insignia del Primer Regimiento de Granaderos a Pie de la Guardia Imperial de Napoleón. Un águila napoleónica de bronce de 1813. Como vemos, un surtido variado de piezas.
Se sigue investigado el robo, aunque sin éxito. La recompensa que ofrece el Isabella Stewart Gardner por ayudar a recuperar las obras es de 10 millones de dólares, que no está nada mal. Si saben algo puede ponerse en contacto con el director de seguridad, Anthony Amore, a través del correo theft@gardnermuseum.org.
Lo más sorprendente es que los marcos de los cuadros, que quedaron vacíos tras el robo, siguen colgados, mostrando las paredes y el lugar donde estaban las obras. Esto se ha mantenido así todo este tiempo y supongo que esto es ya casi un atractivo para los visitantes.