Hace unos días les hablaba de Thomas Midgley, el inventor de la gasolina con plomo y los CFC, dos castigos contra la naturaleza. Hoy nuestra curistoria habla de otro creador por partida doble, Felix Hoffmann. Un nombre que quizás no les diga nada, pero al que posiblemente muchos de ustedes, y yo, tengamos que agradecer habernos ayudado a dejar de pasar un mal rato debido a los dolores. Lógicamente, por haber ayudado a perfeccionar la producción del ácido acetilsalicílico, no por la heroína, que con ambas cosas tuvo que ver. No es mal combo para un químico y farmacéutico.
Hoffmann, nacido en Alemania e 1868, estudió esas dos especialidades, química y farmacia, y en 1894 se puso a trabajar para la empresa Farbenfabriken vorm. Friedr. Bayer & Co. Reparen en ese Bayer dentro del largo nombre. En el verano de 1897 fue capaz de sintetizar el componente de lo que comúnmente llamamos aspirina, es decir, el ácido acetilsalicílico. Este es probablemente uno de los pocos nombres que han saltado de mundo de la química al de las personas de a pie, junto con el ácido sulfúrico y algún otro caso similar. Añadiendo ácido acético a varias sustancias para investigar, creó aquello que lo haría pasar a la historia. Al acetilar el ácido salicílico obtuvo una nueva sustancia que además tenía una pureza extraordinaria. Poco después se comprobó que Bayer tenía entre manos algo que servía para un montón de cosas, principalmente, para combatir el dolor.
Mejorado el proceso de fabricación, dos años más tarde Bayer conseguía la patente de la Aspirina, que fue el nombre que le pusieron comercialmente y el resto es historia. Seguro que todos nosotros hemos tomado más de una y dos veces una aspirina para hacer desaparecer el dolor. Fue un éxito enorme.
Pero aquel mismo verano de 1897 Hoffmann también acetiló otra cosa, además de la base para crear la aspirina: morfina. Para ser justos, algo parecido a esto ya lo había hecho un inglés llamado Charles Romley Alde Wright en 1878, pero su avance había pasado sin pena ni gloria. Hoffmann estaba en el lugar adecuado para que su nueva mezcla, que fue bautizada como heroína cuando se lanzó al mercado, también por Bayer, alcanzar el éxito comercial.
Ambos productos, la aspirina y la heroína dieron buenos resultados económicos a Bayer. Los médicos recibieron con entusiasmo la heroína y comenzaron a usarla con sus pacientes. En las primeras pruebas no parecía tener efectos secundarios, aunque no pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a saltar las alarmas frente a lo peligrosa y adictiva que era. Esto acabó con su éxito comercial, pero sólo en Bayer. Cuando los médicos dejaron de inyectar la droga, comenzó a desarrollarse el mercado negro que sigue existiendo en la actualidad. Unas décadas después, en los años 30, la heroína estaba prohibida ya en gran número de países, pero como sabemos, no ha desaparecido.
Así, Felix Hoffmann, en el verano de 1897 creó dos sustancias químicas que son muy relevantes en la historia de nuestras sociedades desde entonces. Fue un verano productivo aquel en el que un alemán se dedicó a acetilar todo lo que caía en sus manos.
Fuente: Forbes
Es todo mentira, la heroína la descubrió Charles Romley Alder Wright. LO HE BUSCADO EN GOOGLE.
farsantes!