(James Stewart y David Marshall Williams durante el rodaje de Carabina Williams) |
Hay miles de personas que han acabado en la cárcel por culpa de las armas. Hay algunos que han sido capaces de salir de la cárcel también por culpa de las armas. Y digo por culpa y no gracias a las armas. Pero en el siglo XX hubo un tipo en Estados Unidos que salió de la cárcel después de haber entrado en ella por culpa de las armas, y salió gracias a las armas. Y en este caso sí digo gracias ya que David Marshall Williams no se escapó de la cárcel amenazando con una pistola o pegando tiros, sino que fue liberado por su destreza y capacidad para mejorar las armas. Empezando por las armas de los propios guardas de la prisión.
Entre enero de 1920 y diciembre de 1933, la ley seca estuvo vigente en Estados Unidos condicionando muchas de las vidas y las costumbres de este país. Fue entonces cuando nuestro protagonista acabó en prisión condenado por el asesinato de un sheriff. David Marshall Williams había nacido en el año 1900 y en el año 1919 comenzó a producir whisky, lo que era ilegal. Dos años más tarde se vería envuelto en una emboscada con la policía y uno de los hombres al servicio de la ley acabó asesinado. Williams fue condenado por asesinato a 30 años de cárcel.
No tardó en comenzar a trabajar en la prisión demostrando sus grandes dotes inventivas y su capacidad para manipular y diseñar máquinas e instrumentos. Algunos de estos trabajos tenían que ver con las armas y en este ámbito era donde más destacaba. Sus guardas quedaron impresionados y Williams se ganó su respeto, llegando incluso a arreglar y mejorar las armas de sus vigilantes. También en prisión diseñó mejoras que convertían a los rifles en armas semiautomáticas, aprovechando el aire comprimido que se generaba dentro de la propia arma en cada disparo. Según parece, sus ideas eran todo un avance. Tanto es así, que cuando un periódico escribió un artículo sobre él y sus ideas la empresa Colt, famoso fabricante de armas, envió una carta a la cárcel y a algún empleado para que se entrevistase con Williams.
Aprovechando todo esto su familia comenzó una campaña para pedir su liberación, campaña a la que se unió sorprendentemente la viuda del hombre al que había matado. Esta mujer pensaba que Williams podría cambiar su pena de cárcel por trabajos que ayudarán al país. En 1929 aquella iniciativa tuvo éxito, y podríamos decir que efectivamente el trabajo de William sirvió para ayudar a los Estados Unidos, especialmente en la Segunda Guerra Mundial con la carabina M1.
Una vez en libertad trabajó para la empresa Colt y para la empresa Remington, dos de los más famosos y potentes fabricantes de armas. Pero también trabajó para el gobierno de Estados Unidos diseñando armas para su ejército. En este caso sus diseños fueron fabricados por Winchester.
Podríamos decir que la vida de Williams cambió para bien gracias a las armas. Estas le llevaron a la cárcel, eso sí, pero también le llevaron a la fama y a ayudar a su país. En 1952 James Stewart protagonizó una película en la que interpretaba al propio Williams y en la que se contaba su historia. Una historia que comenzó a cambiar cuando Williams se puso a trabajar con las armas de sus captores, los guardas de la prisión, y demostró su capacidad rediseñarlas.
Fuente de la imagen: http://lars134.tumblr.com/