(Robert Falcon Scott) |
Todos conocerán la historia del explorador británico Robert Falcon Scott y sus compañeros, que en su carrera hacia la conquista del Polo Sur dejaron una de las historias más impresionantes de su época, a cambio, eso sí, de sus vidas. Scott y sus cuatro compañeros llegaron al Polo Sur el 17 de enero de 1912, para confirmar lo que venían sospechando, que la expedición del noruego Amundsen había llegado a aquel punto antes que ellos, haciendo inútil, a sus ojos, todos los esfuerzos y el trabajo de meses. En la vuelta desde el Polo Sur a la base, todos ellos murieron, de manera trágica y lenta, de frío, hambre y agotamiento.
La influencia de Amundsen en aquel desenlace, aún sin él saberlo, fue enorme. Los diarios de Scott dejan constancia de todos los padecimientos y de los temores, a medida que avanzaba su expedición, de no llegar a tiempo, de no ser los primeros. El noruego está siempre presente en la cabeza de Scott, pero aun así sólo aparece una vez en el diario de este.
La británica Expedición Terra Nova, estaba aún en su base, en una casa a 77 grados de latitud, y antes de comenzar la marcha definitiva estuvieron un tiempo llevando a cabo expediciones de entrenamiento, para familiarizarse con el clima, probar el equipo y fortalecerse. Era invierno y mientras esperan el mejor momento para arrancar hacia el Polo Sur, ese era su día a día.
En una de esas cortas expediciones de entrenamiento, hacia el oeste, descubren el campamento de invierno de Amundsen. Se entera Scott en ese momento de que el noruego está luchando por el mismo objetivo que él, ser el primero en llegar a ese punto geográfico tan peculiar en nuestro planeta. Al volver a la casa que les servía de base, los británicos hicieron unos cálculos sobre los mapas que les mostraron que sus contrincantes les llevaban algo más de cien kilómetros de ventaja. El shock para los hombres de Scott fue inmediato, pero tomaron la determinación de no demorar más su viaje y arrancaron la expedición definitiva, que efectivamente se mostraría como definitiva para ellos.
Sólo en ese momento, ante la certeza de que está por delante, habla Scott en sus diarios del noruego, aunque está claro que a partir de aquel día no abandona su mente, sabiendo que está en una carrera contra él, que a la postre perdería y además le costaría la vida. Como decía, vida que no entregó en vano, aunque pudiera parecerlo, ya que su hazaña es épica.