(Posiciones españolas en el norte de África) |
Vuelvo a recoger aquí una historia que narra el libro Morir en África, del que ya les he hablado en otras ocasiones y a cuyo autor, Luis Miguel Francisco, entrevisté hace unas semanas. La de hoy es una historia que parece casi imposible, de ficción, pero lamentablemente fue real.
A finales de julio de 1921 el frente español en el norte de África se venía desmoronando como un castillo de naipes, y tal es así que habían pasado ya varios días desde que se ordenara un repliegue de las posiciones, abandonando los campamentos más en vanguardia. Esa orden de retirada había sido dada el día 22 de julio y se había comunicado a las distintas posiciones del frente, pero por un olvido o despiste del telegrafista, hubo una posición a la que no llegó dicha orden. Y por lo tanto siguieron resistiendo el asedio de los rifeños.
Al día siguiente, el 23 de julio, por fin se comunicó la orden de retirada a la posición, que estaba bajo el mando del capitán José Escribano Aguado, pero el intento de evacuación tuvo que abortarse ya que el enemigo era superior. La respuesta final que se envío desde la posición A, que así se denominaba aquel lugar olvidado, fue la siguiente:
Es imposible romper el cerco. Tenemos mucho enemigo. Si no pueden venir en nuestro auxilio, sabremos morir cumpliendo con nuestro deber.
Finalmente el día 28, ya casi sin agua ni municiones, el capitán Escribano negocia la rendición con el enemigo. Tras las negociaciones, como ocurrió recurrentemente, los moros incumplieron lo pactado y acribillaron a los españoles cuando abandonaban la posición tras pactar su rendición. Sólo dos hombres salvaron la vida: Esteban Garreta Pons y Antonio Tavira Morales. Un pequeño desastre más, dentro del gran desastre, que fue causado por un olvido, por un despiste.
Gran nota…
Les comparto un listado de libros de historia
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