(William Bligh) |
Nueva Gales del Sur es un territorio de Australia, que fue colonia británica y que a finales del siglo XVIII estaba dirigida por un gobernador severo y con un estricto sentido del deber. Esta forma de ver las cosas no tardó en llevarle a tener roces y enfrentamientos con algunos de los oficiales militares que había en el lugar. A los ojos del gobernador estos eran una pandilla de corruptos e incompetentes, que además traficaban con ron más allá de la decencia y las leyes, cuestión a la que el gobernador quiso poner fin.
Aquello llevó a los oficiales a levantarse contra él y arrebatarle el poder en lo que se conoce como la Rebelión del Ron, precisamente porque el comercio de este licor era uno de los puntos clave que unos querían mantener y el otro acotar. Lógicamente, aunque sólo fuera por la superioridad numérica, los militares llevaban las de ganar, y así se demostró cuando unos trescientos hombres rodearon la casa del gobernador y lo hicieron prisionero a punta de pistola. Lo encerraron prisionero, acusado de tirano y de actuar más allá de lo que la ley le permitía.
Un juicio militar le dio la razón al gobernador y declaró culpables a los militares implicados en la rebelión. Aquel proceso legal, que en realidad duró varios años y no fue tan sencillo, acabó con el gobernador liberado. Aquel gobernador se llamaba William Bligh, y aquella rebelión, o motín, contra él fue el segundo de su vida.
Como algunos habrán ya descubierto por el nombre, Bligh fue el mismo hombre que capitaneaba el Bounty cuando ocurrió su famoso motín, quizás el más conocido de la historia, aunque probablemente gracias al mundo del cine. Hay cosas que ocurren rara vez en la vida, y los motines contra un mando son una de esas cosas muy raras. Que ocurra dos veces al mismo hombre, da que pensar.