G.K. Chesterton fue un escritor británico nacido en 1874 y que entre otras muchas cosas solía leer novelas policíacas, escribir las suyas propias dentro de este género y también pensar y publicar artículos y otro tipo ensayos sobre las historias de detectives. No hace mucho les hablaba del club de escritores interesados en la novela negra, The Detection Club, al que él pertenecía.
El creador del Padre Brown, que así se llama el personaje más famoso de nuestro protagonista, es el autor de los textos que se han publicado no hace mucho reunidos en un libro bajo el título Cómo escribir relatos policíacos, editado por Acantilado. Es un placer leerlos y su mezcla de erudición, humor y experiencias permite que las páginas pasen sin casi darnos cuenta. Muy recomendable su lectura para cualquier aficionado a la literatura en general y a la novela negra en particular.
En un pasaje del libro en el que narra qué hombre inspiró en parte al padre Brown, Chesterton cuenta cómo recorrió un buen número de localidades durante una época de su vida dando conferencias. Tanto viajaba que hubo un momento en que envió un telegrama a su esposa con el texto: «Estoy en Market Harborough. ¿Dónde debería estar?«. Lo cuenta, todo sea dicho, poniéndolo en boca de otro y acaba diciendo que no recuerda si fue cierto el hecho, pero que desde luego no era improbable.
No sé qué pensarán ustedes, pero yo disfrutó de estas sencillas salidas de tono y extrañezas que tienen personajes como Chesterton. Me viene a la cabeza aquella que les conté sobre el matemático David Hilbert, que cansado de una visita que había recibido en su propia casa se levantó, se puso el sombrero del hombre que lo visitaba y salió despidiéndose.
Genial, Manuel. Como en las fiestas ceremoniales, conviene quedarse cerca de la puerta para ganarla si la cosa se pone aburrida.
También es recomendable no sentarse nunca, ya que se puede sentar a tu lado un indeseable. No recuerdo quién dijo esto :)
Saludos.