El 8 de junio de aquel año se disputaba una etapa mítica, se subía al monte Bondone en una jornada de 242 kilómetros. Las condiciones climatológicas fueron extremas y posiblemente de darse aquella situación en la competición actual se suspendería la etapa. Pero entonces no, aquellos tipos subieron al Bondone enfrentándose a una tormenta de nieve y a temperaturas de 10 grados bajo cero. Este era el último puerto, pero ya se habían subido otros en aquella jornada.
Y allí surgió la leyenda, el corredor Charly Gaul había tomado la salida en aquella etapa a casi 17 minutos del líder en la clasificación general, pero cuando llegó a la meta, el primer clasificado había abandonado la carrera, no soportó el frío y el esfuerzo. Aquel día se quedaron en la carretera, antes de meta, más corredores de los que llegaron: 46 de 89. Gaul ganó la etapa sacando casi 8 minutos al segundo y finalmente acabó ganando el Giro de aquel 1956, gracias a una de las etapas históricas de la historia del ciclismo.
Eso sí, pago un precio por aquella gesta. Cuando llegó a la meta estaba medio desfallecido, semiinconsciente incluso, hubo de salir en brazos, y el frío le había casi congelado una pierna. Otros corredores sufrieron congelaciones en sus manos. Sin duda, un esfuerzo digno de admiración y que no está muy lejos del que hacen actualmente estos deportistas.
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No sé si habrá algún deporte más duro que el ciclismo, la verdad es que están hechos de otra pasta.
Estoy de acuerdo.