Hace unos pocos días comentaba qué era un zuavo y también una de las cosas más características de lo mismos, su colorido uniforme. La entrada de hoy es similar, pero en este caso el protagonista es el lansquenete. Este nombre proviene del alemán y se forma de la conjunción de “Land” (tierra o páis) y “Knecht” (servidor). Estos soldados se hicieron famosos en los siglos XV y XVI como mercenarios, muy temidos y efectivos en combate.
En sus comienzos, los lansquenetes no eran más que soldados de la infantería más baja y simple, muchas veces en tareas casi auxiliares. Poco a poco fueron tomando cuerpo y llegaron a formar sus propios regimientos. Fueron la base de la infantería renacentista germana y también son muy famosos como parte del ejército de la casa Austria cuando esta dirigía el Imperio Español.
Las dos cosas más curiosas sobre este tipo de soldados están en sus armas y en sus ropas. Sí amigos, otra vez el uniforme, si puede llamarse así lo que usaban los lansquenetes. Las picas largas eran sus armas más comunes, junto con una espada corta, aunque también había algunos que usaban alabardas o, lo más espectacular de todo, enormes mandobles. Y cuando digo enormes, quiero decir gigantes. Estas espadas llegaban a tener los dos metros de longitud. Los que llevaban estas espadas eran Doppelsöldner, que significa “doble mercenario”, y su paga era el doble que la de un soldado medio. De todas formas, aunque muy espectacular, su efectividad no era del todo buena. También los había que manejaban el arcabuz.
En cuanto a su ropa, este es el detalle que los caracteriza. Solían llevar prendas acuchilladas y mangas abullonadas, colores no ya llamativos, sino estrafalarios y el conjunto era más bien un disfraz de bufón. Todo esto, coronado con un sombrero, más bien boina, enorme, adornado con plumas de colores.
Resumiendo, viendo la foto que acompaña esta entrada, ustedes se harán una idea de cómo vestía un lansquenete y lo reconocerán a partir de ahora sin ningún problema. Por cierto, esta magnífica miniatura, la de la foto, es una figura que ha realizado la ACMH Alabarda, a la que tengo el gusto de pertenecer.
Efectivamente, eso era un lansquenete, buen post!!
Tenías que ser unos hombres enormes para ir con estas armas tan desmedidas .
Como me gusta aprender contigo !
Besos desde Málaga.
La ropa acuchillada tuvo inicialmente una razón de ser: los soldados solían vivir sobre el terreno, saqueando tras la batalla, y las ropas llamativas eran un botín muy apreciado. Sin embargo era difícil que la ropa de un muerto le quedara bien al lansquenete que se la cogía, así que el modo más sencillo de adaptarla era acuchillarla y usarla como sobreveste sobre la ropa del portador. Luego ese apaño chapucer acabó por convertirse en una especie de moda, no mucho más grotesca que los pantalones de campana o las camisas entalladas
Esos soldados alemanes, bastante indisciplinados, fueron en gran parte culpables del "Saco de Roma" en 1527.
Al caer mortalmente herido Carlos III, duque de Borbón y comandante de las tropas del Sacro Imperio Romano Germánico, en el asalto a la muralla, las tropas de lansquenetes se desmadraron y comenzaron a realizar actos de pillaje a iglesias y monasterios. A pesar de luchar a las órdenes de Carlos I, el brutal saqueo se produjo debido en gran parte a que muchos de esos alemanes eran protestantes.
Siempre se ha dicho que al Emperador le molestó muchísimo aquel acto de barbarie y que presentó formalmente disculpas al papa Clemente VII. Además aquel hecho repudiable hizo que se vistiese de luto durante bastante tiempo en recuerdo de las víctimas.
http://actfernandoiiielsanto.blogspot.com
Gracias por el comentario Duncan.
Annick, una estampa genial debía ser con mandoble y colorines.
Gracias Jose Antonio por esos datos.
ACT Fernando, mil gracias por tu aportación. Tengo preparado un post sobre el saco de Roma… ;)
SObre el Saco de ROma, hay un divertido poema de Quevedo, dedicado a una dama que quiso endilgarle un hijo (por ser él el más afamado de los que se había beneficiado)y, entre otras lindezas, le decía, más o menos
señora, sobre vos
para concebir al nacido,
fuimos más que sobre Roma
en tiempos de Carlos V
Genial Quevedo, como siempre. Gracias por el dato.