Armas

Los ingleses llaman bilbo a las espadas porque venían de Bilbao

Este blog lo lee gente de todo el mundo. En los últimos treinta días, lo ha visitado gente de 72 países. Por ello me veo en la obligación de explicar esa broma que dice que un bilbaíno nace allá donde quiere, de lo omnipotentes que son. Al final del texto comprenderán la por qué menciono esto. En realidad voy a explicarles que los ingleses llaman bilbo a las espadas porque venían de Bilbao, aunque fueran de Toledo en muchas ocasiones.

Estoy leyendo un apasionante libro sobre la esgrima, desde todas sus facetas, del que ya les hablaré en breve. Pero apúntenlo para el próximo día del libro, porque merece la pena. Se titula Blandir la espada, su autor es Richard Cohen y lo acaba de editar Ático de los libros. Habla de duelos, del uso de estas armas blancas en la sociedad, de los mosqueteros franceses, de los samuráis, de los espadachines en las películas, de la estocada perfecta… y, cómo no, de los lugares que históricamente han hecho los mejores aceros.

Los ingleses llaman bilbo a las espadas porque venían de Bilbao, y por eso esa palabra del euskera está en su diccionario

Entre los lugares espaderos de occidente, el texto menciona Solingen, en Alemania, que revivió de su decadencia cuando Hitler encargó las armas bancas con las que se adornaban sus militares y la SS. Por supuesto, también habla de Toledo, en España. Esta ciudad ha estado asociada a la fabricación de armas durante siglos, desde la época romana.

Los romanos, de hecho, adoptaron la espada que se usaba en Hispania antes de su conquista. Ese es el origen del gladius. Por cierto, aquí donde estoy escribiendo tengo un gladius moderno fabricado en Toledo, que me regalaron hace ya un tiempo. Como es de esperar, las idas y venidas de la economía, las costumbres y el poder, hicieron que la ciudad española ganara y perdiera importancia como fábrica de armas a lo largo del tiempo, a la par que las propias armas subían o bajaban en relevancia social y militar.

En la segunda mitad del siglo XVII, la hiperinflación y la crisis económica arrasaron España y el gremio de espaderos quedó famélico. Peligraba incluso su continuidad. Fue entonces cuando Carlos III se preocupó de levantar de nuevo la industria del acero toledana. Luis Urbina, un coronel de infantería sevillano, hizo un informe para el rey sobre la viabilidad de levantar una fábrica de espadas en la ciudad, con respaldo de la corona.

Luis Calixto, un maestro espadero valenciano septuagenario, fue contratado a golpe de chequera para remontar la fabricación de espadas en Toledo

El responsable del proyecto, por orden real, fue este mismo coronel de infantería, al que se le otorgaron recursos importantes. Gracias a esos recursos pudo contratar a algunos trabajadores, pero especialmente pudo llevar a Toledo a un espadero valenciano llamado Luis Calixto. Como dicen los documentos de la época, este maestro era ya septuagenario y sin una paga sustancial no se avendría a mudarse y ser la semilla de la nueva fábrica.

El presupuesto que requería Urbina era de unos 20.000 reales de vellón, para adquirir todo lo necesario para fabricar este tipo de armas. El rey también encargó en esos años al arquitecto Francisco Sabatini que buscara el terreno y pusiera en marcha todo lo necesario para crear una fábrica digna de la historia de la ciudad. Así nació la Real Fábrica de Armas en 1780.

Resurgía una vez más la industria de armas blancas de Toledo. El gremio de espaderos de esta ciudad española, como comentaba, se había ganado la fama en los siglos anteriores. Tanto es así que se apreciaban por toda Europa.

Bilbo para los ingleses significa espada con un buen temple y buena elasticidad

A Inglaterra llegaban estos aceros toledanos, en el siglo XVI, a través del puerto de Bilbao, en la costa norte de España. Eran armas no muy largas y con una concha que protegía la mano. Por esta razón los ingleses llaman a este tipo de espadas bilbo en sus diccionarios, que es el nombre de Bilbao en euskera. Bien es cierto que el acero que se usaba en ellas se producía allí, en Bilbao, para ser luego enviado a Toledo, donde se hacían las espadas. Estas volvían a la ciudad vasca para ser exportadas a Europa y América.

También había forjas en el propio Bilbao, como es lógico, y en otros lugares. Así que en ocasiones las bilbo que llegaban a las tierras británicas no eran toledanas, sino que eran del mismo Bilbao. Pero, después de todo, como decía al principio, podemos decir que las espadas de Bilbao, las bilbo, se forjan donde quieren, en Toledo incluso, y eso no hace que sean menos bilbo.

Foto de CarlosVdeHabsburgo

Manuel J. Prieto

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    • Tampoco, porque en el inglés del original de la obra de J. R. R. Tolkien, esa espada es llamada "Sting", cuya traducción correcta es "Aguijón" :-).

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Manuel J. Prieto
Etiquetas: ArmasPalabras

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