Maurice Hilleman, el científico que más vidas ha salvado

Maurice Hilleman, el científico que más vidas ha salvado

Hay gente que tiene un propósito en la vida y lo exprime para dotar a su vida de sentido. Si, además, ese propósito acaba salvando millones de vidas, creo que es justo decir que se ha tenido una vida con sentido. De Maurice Hilleman se dice que es el científico que más vidas ha salvado en el siglo XX, y eso es mucho decir. Ahora veremos que no se le atribuye ese honor así como así. Si bien es complicado hacer a ciencia cierta una afirmación como esta. Recuerden, si no, la entrada sobre si Auschwitz es el lugar sobre la Tierra donde más personas han perdido la vida.

Creó vacunas tan habituales que probablemente usted las lleve puestas

Independientemente de si es cierto que ha sido Hilleman el que más vidas a salvado, es indudable que merece reconocimiento y más popularidad de la que tiene. Este estadounidense, nacido en 1919 y fallecido en abril de 2005, fue un microbiólogo que investigó y desarrolló unas 40 vacunas. Y estamos hablando de las vacunas que se utilizan más habitualmente y que han supuesto un cambio en la salud mundial. No sólo salvando vidas, sino mejorando también la de millones de personas, al evitar la enfermedad y sus secuelas. Muchas de estas enfermedades producen

Es muy probable que usted haya sido vacunado con algunas de las vacunas que inventó Hilleman. El sarampión, las paperas, la rubeola, la varicela, las hepatitis A y B, la meningitis, la neumonía… una colección sin duda impresionante. Tan sólo la primera de ellas, la del sarampión, podría haber evitado la muerte de un millón de personas, especialmente niños.

Dejó la academia porque sólo en la industria tendría recursos para investigar como quería

Hablaba antes del propósito de la vida y parece que Hilleman tenía claro el suyo. Tras estudiar en la Universidad de Chicago y doctorarse en microbiología y química, Hilleman rechazó las ofertas del mundo académico y decidió buscar suerte en la industria. Buscaba los recursos que tan sólo la industria farmacéutica podía ofrecerle para investigar. Además pensaba que era el camino más corto para que sus descubrimientos llegaran a la gente.

En la industria pasó por varias empresas, entre ellas, Merck, donde trabajó desde el 1 de enero de 1957 hasta que se retiró en 1984. Más tarde siguió colaborando con ella como consultor. La empresa, a cambio, lanzó esas 40 vacunas al mercado. Aún así, el científico tenía fama de arisco y de no llevarse bien con la burocracia y procedimientos. A sus ojos, todo ello evitaba que sus descubrimientos llegaran a la gente con más celeridad.

En 1963, su hija contrajo paperas. Hilleman cogió una muestra del virus de la garganta de su hija y en 1967 tenía la vacuna. Cuatro años de trabajo, lo que nos da una idea del esfuerzo que supone hacer eso mismo en 40 ocasiones, incluso cuando algunos virus tengan similitudes que allanen el camino. Como se dijo de esta historia, la hija de Maurice, Jeryl Lynn, se recobró de la parotiditis [paperas], pero el virus de la parotiditis nunca se recobró de Jeryl Lynn”

Volviendo al inicio, como decía, no sé si es muy osado decir que Maurice Hilleman es el científico que más vidas ha salvado, al menos en el siglo pasado. Pero lo que sí es cierto es que merece mucho más reconocimiento por parte de la sociedad del que tiene. Quizás

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