(Alejandro Magno) |
Alejandro Magno no fue uno de esos líderes que dirigía sus ejércitos desde la retaguardia de las tropas, o incluso a kilómetros de distancia. Más bien fue todo lo contrario, combatía en primera línea y se jugaba la vida de verdad. Estar en contacto directo con el enemigo posiblemente era una ayuda moral para sus tropas y le reportó victorias, pero también le costó algunas heridas.
Alejandro era inconfundible incluso en el fragor del combate, y mucho más cuando montaba su famoso Bucéfalo. A caballo, a pie, en campo abierto, asediando… fuera cual fuera la forma de lucha, Alejandro contribuía directamente. Hay información sobre ocho heridas sufridas por él a lo largo de sus conquistas: cuatro leves, tres graves y una casi mortal. Pero más allá de las heridas de entidad suficiente como para ser recordadas, fue alcanzado por flechas, por proyectiles de catapulta, por dardos, por lanzas y sufrió espadazos en su cuerpo. Fue herido levemente en una de sus primeras batallas, en los Balcanes, y en el Gránico un persa llamado Resaces le abolló el casco de un espadazo en la cabeza, aunque no fue herido. En Isos llegó la segunda herida, un corte de espada en el muslo, también leve.
En el 332 a.C., en el asedio de Gaza, un proyectil de catapulta, posiblemente una flecha enorme, le traspasó el escudo y el peto acolchado y acabó hiriéndole de gravedad. Tres años después una flecha le fracturó el peroné y poco después, de nuevo en un asedio, una piedra le golpeó la cabeza y el cuello. Van ahí las tres graves.
Dos flechazos más, en torno al año 326 a.C., uno en el hombro y otro en el tobillo, completan las cuatro heridas leves en este recuento. Y nos queda la que casi le costó la vida.
En Multan, en el año 325 a.C., impaciente ante el avance del asedio, decidió tomar la ciudad al asalto. Subió por una escala hasta lo alto de la muralla a la cabeza de un pequeño grupo de hombres. Allí arriba se vio rodeado de enemigos y muy expuesto, por lo que bajó al interior de la muralla y manteniéndose de espaldas a esta para protegerse al menos por la retaguardia, luchó a espada contra los defensores de Multan. Alejandro aguantó hasta que tres de sus hombres llegaron junto a él y entonces una flecha le alcanzó en el pecho. Perforó el peto acolchado y penetró hasta el pulmón, lo que llevó a Alejandro a perder el conocimiento tras unos instantes.
Afortunadamente para él sus hombres se hicieron con la situación y consiguieron vencer y sacarlo de allí. La operación de extracción de la flecha no fue sencilla y El Magno perdió el conocimiento de nuevo durante la operación. Aquella herida le dejó importantes secuelas de por vida.
Y estas son las ocho heridas de Alejandro Magno, que dejan constancia de lo que se jugaba cuando cabalgaba o luchaba al frente, literalmente, de sus hombres.
Muy épico. Siempre había pensado que era de esos que se quedaba en retaguardia dirigiendo a sus tropas.
"En el 332 a.C., en el asedio de Gaza, un proyectil de catapulta, posiblemente una flecha enorme, le traspasó el escudo y el peto acolchado y acabó hiriéndole de gravedad."
Odiaría querer ser tiquismiquis, pero para que fuera una flecha, ¿no sería un oxibeles o un gastrafeters lo que disparó contra Alejandro?
https://es.wikipedia.org/wiki/Oxibeles
https://es.wikipedia.org/wiki/Gastrafetes
Y, personalemnte, creo que al que diseño el sistema antispam de las fotitos, habría que meterlo en un Toro de Falaris… ;-)
Lamastelle, me encanta que seas tiquismiquis, muchas gracias :) Posiblemente tengas razón, pero en la fuente original (John Keegan) habla de flechas, quizás por generalidad…
Siento lo del control de Spam, veré qué puedo hacer…
Hola Manuel
Curioso, no conocía el tema. De hecho, creo que la película me ha influido demasiado y al leer "y una casi mortal" mi mente se ha ido automáticamente a la India. Chasco.
Por cierto, que si fue una herida tan grave y tuvo lugar en 325 aC, no es de extrañar que le dejara secuelas "de por vida", teniendo en cuenta lo que le quedaba :)
Un artículo original, con información de esa que no suele encontrarse una y otra vez, me gustó.
Un saludo.
Gracias Enrique por el comentario, celebro que te haya gustado la entrada. Sí, la verdad es que no tuvo una vida muy larga, y después de aquello lo quedaron un par de años más o menos.
Salduos.