(Alan Turing) |
Les contaba hace poco que Alan Turing es uno de mis personajes favoritos y no será esta la última curistoria que le dedique. Aunque en la curistoria de hoy no quede demasiado bien parado, les aseguro que es un genio que cambió, en varios sentidos, nuestra historia y nuestras vidas.
Turing, en los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, llegó a la conclusión de que una invasión de Inglaterra por parte de Alemania era algo probable y que llegada dicha situación el caos financiero era casi inevitable. En base a esto, cogió todos sus ahorros y los cambió por dos enormes lingotes de plata. Transportándolos en un carrito de bebé, se fue al campo y los enterró en dos lugares diferentes, esperando que así estuvieran a salvo hasta que llegaran tiempos más seguros.
Pasada la guerra, Turing le pidió ayuda a un amigo para buscar y recuperar su tesoro. Habían pasado algunos años y posiblemente el entorno había cambiado, por lo que Turing se construyó un detector de metales que junto con el críptico mapa del tesoro que había escrito años atrás debía: llevarle a su objetivo: recuperar sus ahorros. Tras dos intentos infructuosos, Turing y su amigo dieron por ilocalizable la sepultura de los lingotes de plata y abandonaron la búsqueda.
Así perdió Turing sus ahorros, que supongo que alguien encontraría, o encontrará, con una lógica explosión de felicidad. En cualquier caso, nuestro héroe tenía mejores y más valiosas cosas en qué pensar que la situación de aquellos lingotes de plata.
Fuente: Alan Turing, de Jack Copeland
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Curioso de verdad, un saludo
Si te gusta Alan Turing te recomiendo la lectura del Criptonomicón, de Neal Stephenson. Saludos.
Por cierto, esta anécdota también se recrea en la novela :-)
es extraño que siendo un tipo tan válido no fuese capaz de resolver su propio acertijo. Quizá si dio con el lugar pero ya se lo habían quitado.
Borja, leí hace ya años la trilogía de Criptonomicón y la verdad es que la disfruté, aunque no recordaba lo de la anécdota.
Majobusa, quizás lo habían quitado, o había cambiado el entorno... Cinco años de guerra son muchos.
Gracias por comentar.
Menos matemáticas y más películas de piratas.
John Silver, el largo
No es mal consejo grumete. Doble ración de ron esta noche en la cena.