(Imagen de la patente de Glidden) |
Cuando hablamos del oeste americano, que en la mayoría de los casos está idealizado por las películas del género western, solemos pensar en caballos, revólveres, indios, pueblos mineros o grandes rebaños de ganado. Y si nos preguntaran por el invento más determinante de aquella época pensaríamos en el ferrocarril o quizás en el rife winchester 1873, aunque como bien decía, seguramente influidos erróneamente por las películas y las novelas.
A mediados de la década de 1800 tuvo lugar la conquista del oeste, cuando muchos hombres y mujeres buscaron nuevas y fértiles tierras que hacer suyas y trabajar para ganarse la vida. Cumplido el primer propósito se les presentó un problema, proteger sus plantaciones del ganado que vagabundeaba por aquellas enormes llanuras.
Los primeros intentos fueron con simples vallas de madera, pero no resultó efectivo. Tras esas vallas vinieron las alambradas, pero estas tampoco consiguieron frenar al ganado, que metiéndose entre los alambres lograba pasar y hasta derribar los cercados. Y entonces fue cuando Joseph Glidden ideó algo que cambió el destino de aquellos hombres, quizás el invento más determinante de aquella época en el oeste de Estados Unidos.
(Joseph Glidden) |
Glidden era un granjero de DeKalb, en Illinois, y en 1874 sufría aquel problema con sus plantaciones y el ganado. Cogió entonces un molinillo de café y comenzó a usarlo para curvar pequeños trozos de alambre con las puntas afiladas, para después colocarlos a lo largo de otro alambre, mucho más largo y liso. Acaba de nacer el alambre de espino o el alambre de púas.
Con aquel alambre en los cercados, las plantaciones estaban a salvo. Los animales odiaban estas nuevas vallas porque no podía atravesarlas sin daño alguno, como hacían hasta entonces. Este sencillo invento fue una garantía para los agricultores y su negocio prosperó, y con él todo el oeste.
Los indios llamaban a ese alambre de espino la cuerda del diablo. Y quizás, si nos paramos un momento, puede que no estuvieran del todo equivocados. No por apartar al ganado de las plantaciones, sino porque también el alambre de espino ha servido desde entonces como barrera en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial, en los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial y hasta para dividir ciudades.
Fuente: The greatest science stories never told, de Rick Beyer
Permítame añadir algo más. Casualmente este año estoy trabajando en DeKalb, el mismo pueblo en el que inventaron el alambre de espino (barbed wire en inglés). Aunque hoy día parece claro que fue Glidden el primero en inventar el alambre, en su momento hubo una gran controversia por temas de patentes sobre quién fue el padre de la criatura. Hasta tres nombres se disputaron la autoría: Glidden mismo, Isaac Ellwood y Jacob Haish. Mi casa está justo enfrente de la que fue la mansión del señor Ellwood (hoy convertida en museo sobre el alambre de espino). En la actualidad el pueblo está lleno de homenajes a estos hombres en los nombres de calles, mansiones, parques y bibliotecas. Los equipos deportivos del instituto llevan el sobrenombre de Barbs, y su símbolo es el alambre de espino junto a un cuervo negro (la zona es hoy día rica productora de maíz, cultivo que atrae a este bichejo volador).
¡Saludos desde DeKalb, Illinois!
Otro uso desgraciado de este invento es haber servido de precursora de las concertinas que se colocan para frenar a seres humanos padres, hijos y hermanos de otros seres humanos
Muy aclarador el comentario de GABLELEIG ¡Gracias!
Gracias por comentar.