La pasión de Aristóteles por la lectura

Aristóteles
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La Curistoria de hoy bien podría caer en el saco de las leyendas, pero como siempre les digo, merece la pena conocer esta historia incluso en ese caso. Gira en torno a la pasión por los libros y la lectura de Aristóteles, el gran filósofo griego.

Según parece, cuando el griego se iba a la cama, le gustaba leer un rato antes de dormirse, como hace tanta gente. Mientras leía en la cama, sujetaba una pequeña bola de bronce con la mano sobre una palangana también metálica. Así, cuando se quedaba dormido o daba una cabezada, la bola se caía de su mano y al chocar con la palangana el estruendo lo despertaba y podía seguir leyendo un poco más.

La verdad es que me parece incómodo leer sujetando una bola sobre un recipiente metálico y más pensando en el tipo de soportes que debía manejar Aristóteles, que seguro que no eran tan fácil de manejar y sujetar como un libro de bolsillo actual. Como decía, suena a leyenda, pero quién sabe. Quizás en algún momento apurado, en el que hay que terminar una lectura con urgencia, sea una solución.

Por cierto, había escuchado esta historia para alumnos que en clase sujetan levemente el bolígrafo entre el dedo pulgar y el índice y así, cuando se duermen en clase, el bolígrafo cae y con el ruido vuelven al mundo de los despiertos.

Fuente: Anécdotas de la historia, de Pancracio Celdrán

7 comentarios en “La pasión de Aristóteles por la lectura”

  1. Otra opción es que, cuando tenemos mucho sueno pero queremos ver un programa en especial, dejemos el control de la tv tomado de la mano en una posición que el brazo o mano queden como al aire, para que cuando nos vayamos quedando dormidos, éste caiga y el fuerte ruido al caer al piso ya sea de cerámica o madera nos despierte, jajaja, funciona!!

  2. Yo conocía esta historia de la bola de acero con el matemático Poincaré, que se sentaba en un sillón con una bola en cada mano. Cuando se empezaba a quedar dormido, las bolas caían sobre las bandejas y se despertaba con el estruendo. Él lo hacía porque pensaba que junto antes de dormirnos se nos ocurren ideas muy interesantes, pero que luego olvidamos, así que nada más despertarse, apuntaba todas las ideas. Dalí también contaba que él lo hacía y creo que se atribuía a sí mismo el invento. Creo que hay un vídeo en Youtube donde lo cuenta.

  3. Yo conocía esta historia de la bola de acero con el matemático Poincaré, que se sentaba en un sillón con una bola en cada mano. Cuando se empezaba a quedar dormido, las bolas caían sobre las bandejas y se despertaba con el estruendo. Él lo hacía porque pensaba que junto antes de dormirnos se nos ocurren ideas muy interesantes, pero que luego olvidamos, así que nada más despertarse, apuntaba todas las ideas. Dalí también contaba que él lo hacía y creo que se atribuía a sí mismo el invento. Creo que hay un vídeo en Youtube donde lo cuenta.

  4. Gracias Daniel por el apunte. Yo también creo que esos momentos antes de dormir tienen su aporte a nuestras ideas, así como el duermevela de la mañana. Estoy seguro de ello. Un saludo y a ver si volvemos a coincidir en algún lugar.

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