El escritor Robert Graves, inglés, y autor de la archifamosa y archiaplaudida novela “Yo, Claudio”, luchó en la Primera Guerra Mundial, en el terrible frente occidental. En sus memorias describe cómo los soldados, en las trincheras, se procuraban el agua caliente para el té, como buenos ingleses.
El equipo de soldados de las ametralladoras conseguía el agua en su punto disparando y disparando munición sin ningún objetivo concreto, sencillamente apuntando a las líneas enemigas. Después de un ratito de disparos, el agua que usaba el arma para su refrigeración comenzaba a hervir y entonces era el momento de prepara el té. Un pequeño lujo en las trincheras. Supongo que este método era una alternativa al fuego, por la lluvia o el barro de las trincheras.
Fuente: Military’s strangest campaigns and characters, de Tom Quinn
En circunstancias extremas, cada cual se busca la vida como puede.
Interesante! jamás se me hubiera ocurrido preparar té de ametralladora! 😉 y pues claro quienes serían los Ingleses sin el té?
Saludos
Esther.
Diós, que imaginación!! Ya es cierto el refrán…el hambre (en éste caso el té) agudiza el ingenio.
Un abrazo.
Si, realmente curioso que no se les ocurriese encender un pequeño fuego y poner el agua a hervir dentro de un cacharro.
Qué entrada más curiosa. Sorprende el hecho de que lo hicieran así y no con un fuego, pero deberían tener sus motivos.
Aclaro, sin embargo que es una manera muy ingeniosa. A mi jamás se me hubiese ocurrido calentar el agua tirando tiros, pero comenzare a ponerla en práctica, Ja ja ja :P.
Seguramente después de cada batalla los ingleses estarían felices de que podían tomarse un té bien calentito, jaja:).
Saludos
Uriel
Igual de ingenioso que ese mismo té "procesado" por el inglés de turno podría servir para refrigerar la susodicha ametralladora posteriormente, jejejeje, el ciclo del agua 😉
Muy interesante tu blog
Ya sabéis que los ingleses y el té… al menos en el tópico.
Seguro que además, de rebote, mataron a algún enemigo.
Gracias por los comentarios.