El rey Maximiliano de Austria, que tuvo en rimbombante título de emperador romano germánico desde 1493, tuvo una de esas muertes que lamentablemente no están a la altura de su protagonista. Al parecer, la afición por la fruta de este rey lo llevó a la tumba. En 1519 una indigestión provocada por unos melones acabó con la vida del emperador. Pero lo más curioso de su muerte no es haber muerto por una cuestión tan mundana.
Lo más curioso de la muerte de este Habsburgo es que fue enterrado su ataúd. Y digo su ataúd con todo el sentido ya que el mismo le acompañó durante buena parte de su vida. Ya saben, lo normal. Ves un ataúd, te gusta, y a partir de entonces lo llevas contigo a todos los sitios. Y es que no se crean que un ataúd es una simple caja de madera, es también un magnifico sitio para guardar melones y así tenerlos siempre fresquitos.
Fuente: El libro de los hechos insólitos de Gregorio Doval
Sí, hasta que el "melón" de Maximiliano lo ocupó por entero (el ataud, claro)
Pero sólo al principio, luego fue sobrando sitio… supongo.
Vaya, que Rey más curioso, no? Supongo que por esto dicen eso del "melón mata". Besos
Y a mi que me encantan los melones también!!! :-s
Muy curioso y sobretodo porque en parte me siento identificada con Maximiliano, aunque yo preferiria que me enterraran con unos frutos del bosque, que también me gustan. jajaja
Saludos
Esther.
pedazo de muerte.
que curioso eso del melon
Quizás de esta anécdota surgió el rerfrán que se dice en mi pueblo "el melón, por la mañana es oro, por la tarde plata y por la noche, mata". Ahora bien, lo de llevar el ataud a cuestas toda la vida tiene delito…y mi marido se queja de mi maletón…
Gracias por los comentarios. A mi también me han dicho alguna vez lo de por la mañana… pero sigue siendo una delicia el melón :)
Saludos.