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Los largos dedos de Paganini

Niccoló Paganini está en el altar que la historia ha puesto para que se encaramen a él los más grandes personajes del mundo de la música. Violinista, violista, guitarrista y, por supuesto, compositor, nació en 1782 en Italia y falleció en 1840. Alcanzó enorme fama en su tiempo y sirvió de inspiración y acicate para muchos colegas de su época. Por lo que parece, posiblemente haya sido uno de los mejores violinistas de todos los tiempos, con un genial oído y un dominio de las técnicas asombroso.

Como en otros muchos casos, no se sabe bien si fueron las condiciones innatas las que le llevaron a la cumbre o si la búsqueda de la cumbre cambió las condiciones que la naturaleza le había brindado. Yo me inclino por una combinación de ambas, pero ya no tengo claro el orden de las cosas. Me explico.

Paganini tenía unos dedos extremadamente largos, se dice que sus manos medían cuarenta y cinco centímetros. Evidentemente, esto ayuda a la hora de tocar el violín y de llevar dicha habilidad a niveles de complejidad altísimos. Lo que ya no está claro es si estos larguísimos dedos se debían al Síndrome de Marfan, que se caracteriza precisamente por una longitud inusual de los miembros del cuerpo. O si lo que padecía nuestro músico era aracnodactilia, una enfermedad genética que provoca que los dedos sean muy largos y algo curvos.

Esto sería si creemos en que las condiciones naturales, junto con muchas horas de trabajo, convergieron en Paganini para guiarlo al éxito. Si, en cambio, nos inclinamos porque las cosas ocurrieron en el sentido contrario, es decir, que las muchas horas de trabajo causaron cambios en la morfología de Paganini, que ayudaron a su dura entrega para mejorar y mejorar, tenemos otra explicación. Precisamente la creencia más extendida es esta última, en la que las largas horas de práctica al violín desde muy joven (tocaba la mandolina con 5 años, el violín con 7 y con 13 ya hacía giras) fueron alargando sus dedos. Sinceramente, no sabría decirles.

Nos queda una última opción, de la que también se habló en su tiempo, y que realmente es la más atractiva y menos realista: un pacto con el diablo. Sí amigos, como la vieja leyenda que se cuenta sobre Robert Johnson, el bluesman. Según esto, Niccoló Paganini habría vendido su alma al diablo a cambio de una técnica y un virtuosismo al violín nunca visto. ¿Con cuál se quedan ustedes?

Curistoria

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  • "@Ergo" poseyendo la identidad de Jesus dice:
    He repasado mis archivos y no me consta ningun acuerdo de compraventa con ningun Paganini.
    Debe ser alguna de las otras dos opciones.

  • Hola, buenas.
    En estos tiempos que corren y en esos tiempos más difíciles que se avecianan, es importante mantener la ideas clararas y no aferarnos lo más mínimo a supercherías.
    La función NO crea al órgano; es decir la ciencia no admite que a base de tocar el violín te vayan a crecer las manos. Lo que si va a ocurrir es una mejor coordinación con el cerebro, unos músculos entrenados y eficientes y unos huesos sanos. NADA MAS (y nada menos).
    Tampoco te quedas ciego si te masturbas, hasta lo he comprobado ;-))

    Un saludo y gracias por tu tiempo y buena página.

  • No sé si valdrá también para los violines, pero Chalie Patton (ningún parentesco con el general), el padre del Blues, explicó a un amigo que otro músico le había explicado que para aprender a tocar la guitarra había que acudir una noche de luna llena con una botella de whisky a un cruce de caminos: un negro enorme con ojos encendidos saldría de las sombras y le enseñaría una música digna del infierno.

  • yo tengo entendido que paganini se cortaba entre los dedos y que se colocaba pesos para deformar sus manos poder tocar mejor

  • Jesús, gracias por tu comentario. ¿Podrías ver si ando yo en tu listado de almas?

    Jelens, gracias, como siempre.

    Ovetus, me dejas anonadado. Si no se debe a la práctica... quizás sea el tema del diablo. Tiemblo solo pensar en ello. Sobre lo de quedarse ciego... mejor no digo nada :)

    Jose Antonio, esa es la leyenda a la que hacía yo referencia con Robert Johnson. Hay una película titulada Crossroads, con una muy notable banda sonora a cargo de Ry Cooder que se basa en ello. Al final de la película hay un "duelo" de guitarras entre Steve Vai y otro (no el actor, que es el chico de Karate Kid) que está entretenido.

    Masabakes, pues todo podría ser.

    Yo me inclino a una mezcla de condiciones innatas y muchas horas de trabajo, que si no alargaron los dedos, mejoraron su movilidad.

    Saludos.

  • Don Isaac, somos muchos, pero seremos muchos más y nunca seremos suficientes.

    Muy interesante ese "Cacho de Cultura". Ánimo con él y que no decaiga.

    Un saludo.

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