Uno de esos misterios históricos aún sin resolver es la persona que se escondía detrás de la famosa “máscara de hierro”, o dicho de otro modo, quién era el hombre de la máscara de hierro. Sí, sí… el chiste fácil nos llevará a decir: Leonardo DiCaprio. Pero no nos vamos a centrar hoy en quién era el personaje, sino en un detalle criptográfico de esta historia.
El hombre de la máscara de hierro, en cualquier caso, fue un hombre que estuvo preso hasta su muerte y cuya historia se sitúa en los siglos XVII y XVIII. Pasó su vida en la más famosa de las prisiones francesas, pero también estuvo un buen tiempo en la prisión de Pignerol, en el ducado de Saboya. En esta prisión nuestro personaje disponía de licencia para pasear por las almenas bajo la condición de llevar puesta la máscara. En una ocasión y a pesar de la estrecha vigilancia, el preso dejó caer un papel con un mensaje que recogió un campesino. Este desgraciado fue apresado inmediatamente y después de demostrar que no sabía leer fue puesto en libertad. Además, el mensaje iba cifrado así que de poco le hubiera sabido leer.
En 1890, casi un siglo después de la muerte del misterioso preso, el mensaje llegó hasta Etiénne Bazeries, experto criptógrafo francés. El mensaje no era más que una serie de números que después del estudio estadístico típico para romper códigos, se mostró como un “sencillo” método de cifra en el que cada número representaba una sílaba.
El texto una vez descifrado comentaba que el general Vivien de Boulonde o Bulonde, había sido encerrado en la prisión, estando en su celda (muy «lujosa» al parecer) por la noche y con cierta libertad para pasear siempre que ocultara su rostro bajo la máscara. De todas formas, esto sigue siendo un misterio porque hay fuentes que sitúan la muerte de este general en 1708, cuando el prisionero de la máscara murió en 1703.
Al parecer, el trabajo del criptógrafo Bazeries no sólo se basó en este mensaje lanzado desde la prisión de Pignerol, sino también en algunas otras cartas también codificadas con el mismo método y del mismo autor. Esto permite realizar con mayor acierto y seguridad el estudio estadístico al que hacía referencia. De todos modos, quedémonos con la bonita historia “novelesca” del prisionero que lanza un mensaje codificado y …
Que interesante historia. No sabia que fuera así… fijate, es que las películas muchas veces cuentas otras historias completamente diferentes.
Jelens, cierto es que el cine y la literatura sacan buen partido de estos «enigmas». Pero yo he de confesar que disfruto con ese tipo de historias :)
Saludos y gracias por el comentario.