A mediados del siglo XIX se hizo un gran descubrimiento, que como muchos otros, tuvo una aplicación directa en las batallas y guerras. Este invento no era otro que el algodón pólvora, o lo que es lo mismo, nitrato de celulosa. Como en otros muchos casos, la suerte cruzaba por allí en el momento en que Christian Friedrich Schönbein desarrollaba una fibra textil para un cliente. Trató el algodón con ácidos nítricos y obtuvo el nitrato de celulosa, que es la base de la pólvora sin humo, algo que le vino muy bien a los artilleros de aquel tiempo. Por supuesto, a Schönbein, dedicado a la industria textil, aquello de hacer camisas explosivas no le atrajo mucho, pero en cambio, un tipo llamado Alfred Krupp, dedicado a los negocios armamentísticos, enseguida le encontró un buen uso. ¿Y cuál era este buen uso? Pues que hasta aquel momento, cuando comenzaba la feria de disparos desde una posición de artillería, esta quedaba claramente visible y localizable por el humo que desprendían los cañones. Esto permitía al enemigo dirigir sus disparos con cierta eficacia. Pero con el algodón pólvora, los cañones podían disparar camuflados en algún lugar, y en la distancia, se hacía complicado para el enemigo, divisar la posición exacta de la artillería a atacar. Por ejemplo, el algodón pólvora fue uno de los determinantes, junto con unos mandos poco dotados para el combate, en la batalla de Spion Kop, que tuvo lugar en Sudáfrica en el año 1900 dentro de la Segunda Guerra Anglo-Boer.[Photo by lu6fpj – Facundo A. Fernández’s]
Hola, ¡ enhorabuena ! tienes un blog que es aire fresco. Lo he enlazado al mío y aparecerán los artículos que publiques. Espero les guste a mis chicos tanto como a mi. Continúa. Ánimo y gracias
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