En Agosto de 1944, un comandante canadiense llamado David Currie, tras comprobar que todos sus oficiales estaban muertos o heridos, decidió tomar el mando personalmente, de todos los carros de combate y hombres de sus dotaciones.
Después de tres días de combate en Saint-Lambert-sur-Dives, él y sus 175 hombres habían matado o herido a 800 alemanes y había tomado más de 1000 prisioneros. Por esta acción le dotaron con la Cruz de la Victoria, y en la mención que se realizó para solicitar esta medalla, había escrito: «Cuando por fin su fuerza fue relevada y quedó conforme de que la entrega hubiese acabado, se quedó dormido de pie y se desplomó».
Como el conejito de duracell, vamos…