He estado leyendo en las últimas semanas un extenso e intenso libro sobre la historia del enorme Imperio Otomano del que quiero hablarles hoy. Se titula El Imperio otomano y la conquista de Europa, es de Gábor Ágoston y lo ha publicado hace unas semanas en España la editorial Ático de los libros. El traductor, por cierto, es el de cabecera de esta casa, Joan Eloi Roca.
Como dijo Descartes, daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro. Y cuando leo una obra como esta queda todavía más patente la cantidad de cosas que desconozco, y me temo que desconocemos la mayoría, sobre la historia. En este caso, podríamos decir que sobre nuestra propia historia. Aunque otomano suene y sea oriental, el devenir de Europa no se comprende sin este foco de influencia.
El Imperio otomano y la conquista de Europa es una obra extensa, completa y sustanciosa
Esta obra de Ágoston es amplia y muy detallada, y con notas y referencias a las últimas investigaciones o propuestas sobre el tema. La incesante actividad de algunas épocas se traslada al libro. Pero también hay páginas en un tono más narrativa que describen a vista de pájaro los avances en la forma de hacer la guerra, por ejemplo, o cómo fue alguna batalla. Igualmente, se presta atención a la forma de gobernar y de recaudar o a cómo desplegaban los otomanos su diplomacia. En cualquier caso, es una obra seria, sustanciosa y muy documentada.
Es habitual, en España, encontrarse a los otomanos como enemigos nuestros, y por lo tanto están contados tan solo en parte, concretamente en la parte que chocó con la zona más occidental de Europa. Pero los otomanos gobernaron durante varios siglos una extensión inmensa. Desde el mar Caspio hasta el oeste de Hungría, y todo el norte de África. Sin duda, uno de los imperios más importantes de la historia.
Y es cierto que los gobernantes de la Sublime Puerta se enfrentaron a los bizantinos, a los húngaros, a los Habsburgo, a los papas… e incluso a sí mismos. Esto último, como casi cualquier gran imperio. Pero supieron nadar y guardar la ropa, pactando, colaborando y haciendo suyas costumbres y formas de los lugares que fueron conquistando.
Los otomanos tomaron Constantinopla a mediados del siglo XV, dominando un extenso territorio al este de esta ciudad. A finales del XVII asediaron Viena. Es una idea de la magnitud en el tiempo y en el espacio de este imperio. Por otra parte, la mítica de sus soldados y guerreros y del gobierno de los descendientes de la casa de Osmán queda bien explicada en estas páginas.
El autor, Gábor Ágoston, es húngaro, por lo que vive en un territorio que en su tiempo fue parte del imperio. Es experto en la historia de los otomanos y en su relación con los Habsburgo. Sobre estos temas ha impartido clase en varias universidades.