Tres emperadores, tres primos, y la Primera Guerra Mundial

Nicolas II de Rusia y Jorge V de Reino Unido, primos y muy parecidos
(Nicolas II de Rusia y Jorge V de Reino Unido, primos y muy parecidos)

Herbert Hoover, presidente de Estados Unidos durante cuatro años en los años 30 del siglo pasado, dejó dicho algo así como que los hombres viejos son los que declaran las guerras, pero son los jóvenes los que combaten y mueren. Por otra parte, esos jóvenes son centenares de miles, cuando no millones, y los viejos que deciden sobre las guerras son unos pocos, una decena, quizás, tirando por lo alto. En la Primera Guerra Mundial, parte de los mayores de Inglaterra, Rusia, Francia y Alemania tenían una relación estrecha.

El zar Nicolás II de Rusia, que no vio el final de la guerra, fue uno de los líderes de un país clave en el conflicto. En su mismo bando estaba el rey Jorge V del Reino Unido, que puso sobre el tapete las fuerzas de los países del Imperio Británico. Frente a ellos estaba el kaiser Guillermo II de Alemania. Curiosamente, Nicolás II fue el último zar ruso y Guillermo II fue también el último emperador alemán y el último rey de Prusia. Reyes y reina en Inglaterra, como saben, sigue habiendo tras Jorge V.

Estos tres hombres, que gobernaban media Europa, podríamos decir, eran primos. Todos ellos tenían como abuela a la reina Victoria del Reino Unido. No es extraña la endogamia en las aristocracias, todo sea dicho, pero a pesar de ello sorprende que tres primos tuvieran un papel tan importante en la Primera Guerra Mundial. La reina victoria era abuela directa de Guillermo II y de Jorge V. Nicolás II debía a su madre el lazo familiar con los otros dos. Era hijo de Dagmar de Dinamarca, que era a su vez hermana de Alejandra, esposa de Eduardo VII y madre de Jorge V.

Como pueden comprobar en la foto superior, el rey Jorge V y el zar Nicolás II, hijos de dos hermanas, no podían negar su parecido. Bien es cierto que, con uniforme, bigote y demás parafernalia, es posible que el parecido se haga más palpable, pero es indiscutible el parecido.

En definitiva, una guerra de primos, la Primera Guerra Mundial. Haciendo un chiste malo, bien podría ser que ese Primera venga de primo.

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