(El USS Arizona durante el ataque a Pearl Harbor) |
Ya sé que los lunes son odiosos y que esa cuesta del comienzo de la semana es una maldición común a casi todos. Incluso está la conocida canción de Bob Geldof, escrita a partir de los asesinatos de Brenda Spencer, que nos lo recuerda. Pero creo que deberíamos comenzar a tenerle también algo de tirria a los domingos.
Ya hace mucho que les hablé de algunos domingos sangrientos de la historia, pero aunque parezca que el domingo debería ser un referente de paz, por ser día de descanso y tener un componente religioso para muchos, lo cierto es que la Segunda Guerra Mundial nos lleva a pensar lo contrario. En realidad todos los días de la semana fueron sangrientos entre 1939 y 1945 o, si me apuran, a lo largo de toda la historia, pero durante la Segunda Guerra Mundial fueron varias las operaciones importantes que fueron lanzadas en domingo y también ese fin del fin de semana fue testigo de algunos hechos clave.
Por ejemplo:
3 de septiembre de 1939 – Inglaterra entra en guerra contra Alemania al vencer el plazo del ultimátum que habían dado los primeros por la invasión de Polonia.
22 de junio de 1941 – Alemania comienza la invasión de la Unión Soviética. El frente del este arranca.
7 de diciembre de 1941 – Japón ataca la base de Pearl Harbor, llevando a la guerra a Estados Unidos.
17 de septiembre de 1944 – Comienza la Operación Market Garden, una de las operaciones más importantes llevadas a cabo por los aliados.
1 de abril de 1945 – Comienza la Batalla de Okinawa, que se extendería casi tres meses y costaría decenas de miles de vidas.
En realidad creo que si hiciéramos un repaso similar de cada día de la semana descubriríamos que todos ellos están sembrados de atrocidades, pero, qué quieren que les diga, el domingo es el domingo. Si no por día del Señor, que sea por pereza, pero el domingo hay que vivirlo con calma, incluso en tiempo de guerra.