(Mar de sombreros en Nueva York en 1921) |
Los tiempos cambian, no siempre a mejor, y en la actualidad no es habitual ver a hombres con sombrero por las calles. Gorras deportivas, gorros de lana, gorras camperas… pero pocos sombreros. En algún tiempo el sombrero nos decía hasta la opinión política de su portador, porque no llevar sombrero era de rojos. En cualquier caso, aquellos que lo usen han de tener en cuenta que queda poco El Día del Sombrero de Paja.
Hace un siglo ese día del sombrero de paja marcaba el cambio de prenda sobre las cabezas de los hombres, de igual modo que en algunas comunidades de vecinos de calefacción centralizada la llegada del 1 de octubre hace que se encienda dicha calefacción, sea necesaria o no. La fecha exacta en la que se celebraba tal día variaba de unos lugares a otros e iba del primer día de mayo, que está a la vuelta de la esquina, hasta mediados del mismo mes. A partir de ese día todo hombre de bien podía y hasta debía llevar su sombrero de verano, su sombrero de paja.
La llegada del calor, que no del verano, se asociaba con este cambio que además de aligerar la temperatura protegía de los rayos del sol. Y además uno se quitaba de la cabeza, nunca mejor dicho, la preocupación sobre el momento en que debía mudar de sombrero. Si existiera, que igual existe y yo lo desconozco, El Día sin Medias, dejaríamos de escuchar comentarios, entre las féminas, se entiende, como: pero dónde vas sin medias con el frío que hace. Y es que en ocasiones uno no sabe cómo acertar, con el sombrero, no con las medias, con las medias uno acierta siempre.
Y tras unos meses de sombrero de paja, amigos, llegaba septiembre y su Día del Sombrero de Fieltro, en el que se volvía al gorro invernal, más abrigadito y sobrio.
Fuente: Lusitania, de Erik Larson