Tren ruso en 1919 |
La movilidad y la intendencia de las tropas han sido sin duda uno de los aspectos básicos que han decidido en muchas ocasiones una batalla e incluso una guerra. Antes de la Primera Guerra Mundial, países como Rusia y Alemania sabían que llegado el momento de un enfrentamiento internacional, aquel que fuera más rápido y eficaz llevando sus tropas hasta un determinado punto tendría la balanza de su lado.
Entonces la mejor forma de mover grandes cantidades de tropas eran los trenes. De hecho, Rusia tenía un plan de desarrollo de su red ferroviaria cuyo objetivo principal era estar preparado para una posible guerra. Una red ferroviaria pensada para tiempos de paz y el movimiento habitual de civiles une ciudades importantes con grandes estaciones y pequeñas paradas o andenes en lugares intermedios. Cuando el objetivo es bélico, algunos puntos intermedios adquieren importancia por ser puntos estratégicos dentro de un escenario de guerra. Bien porque están cerca de la frontera, de un paso de tropas o algo similar.
Y de este modo los países, en los meses anteriores a la Primera Guerra Mundial, podían conocer cuáles eran los puntos importantes para su enemigo llegado el momento del enfrentamiento. ¿Cómo? Era sencillo, bastaba con ver que en mitad de la nada, en una zona casi despoblada, había construidos enormes andenes, absurdos para un movimiento habitual de civiles pero necesarios para el movimiento masivo de tropas. En aquellos andenes era donde habían de esperarse grandes concentraciones de tropa, por ejemplo, para preparar una invasión del país vecino.