El famoso pintor Cezanne estaba obsesionado con pintar el campo y captar todos los colores y la belleza de este. Y cuando se encontraba en el campo pintando, mientras el paisaje posaba para él, perdía el sentido del tiempo y de todo lo demás. Tal es así, que en una ocasión estaba pintando frente al monte Santa Victoria, del que pintó y dibujó más de sesenta versiones cuando comenzó a llover. No era un día muy apacible del otoño de 1906. No se sabe exactamente cómo, pero lo que es cierto es que dos hombres encontraron a Cezanne tirado en el suelo e inconsciente y debía llevar varias horas bajo la lluvia. Cuando despertó, ya en su casa, preguntó si ya había salido el sol para volver al campo a seguir trabajando en el cuadro. Sin duda, esto es una obsesión, porque resultó que de aquella pintura bajo la lluvia contrajo una pulmonía que se lo llevó de este mundo siete días después. Desde luego, no se le puede negar entrega al genio francés.