Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el ejercito británico tenía dos modelos de contenedores de combustible, de 9 y 18 litros. El modelo pequeño era fuerte pero caro. El modelo grande era barato, pero muy débil. La campaña en África demostró que el modelo de 18 litros acababa causando una pérdida considerable de combustible por agujeros en los contenedores, que en algunos casos incluso producía incendios en los vehículos.
Cuando los británicos vieron por primera vez, en 1940, los contenedores alemanes, fueron conscientes de que su diseño era muy superior. Tenían 3 asas que permitían su transporte por una o varias personas, permitían la expansión del cotenido dentro del contenedor, podían flotar… Los británicos copiaron este diseño a partir de contenedores capturados al enemigo, y le dieron el nombre de «Jerrycans», que proviene de Jerry, que es como los británicos llamaban comunmente a los alemanes.