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A quién invitar y qué regalar en una boda

A veces me sorprendo cómo seguimos con problemas y preocupaciones cotidianas, que ya estaban entre nosotros hace siglos. Y no hablo de las tribulaciones de Dios, la vida y el destino, que son intrínsecas al ser humano, sino de cuestiones más mundanas.

En el año 1767, hace casi doscientos cincuenta años, el periódico El Pensador publicaba una guía sobre cómo actuar en las bodas, especialmente con respecto a los regalos. El texto, que reproduzco a continuación, dejaba dos mensajes claros entre sus frases que han de respetarse y seguirse también en nuestro días y que, seguramente, en esta época estival de bodas más de un quebradero de cabeza habrán dado.

El primer mensaje nos aconseja tener cuidado con la lista de invitados, ya que viejas amistades o simpatías se han ido al traste por este tema, por la falta de aviso o visita. El segundo mensaje trata sobre la gestión de los presentes que reciben los novios con motivo de sus esponsales y lo que más llama mi atención es lo siguiente: se aconseja guardar una lista con quién hizo cada regalo, para evitar que a la hora de desprenderse de aquellos que no gustaron se cometa el error de obsequiar a uno aquello que él nos entregó anteriormente. Supongo que una vajilla o una lámpara fea es siempre reconocible, lamentablemente. El texto exacto de El Pensador es el siguiente.

Lo primero son los papeles de aviso y las visitas dando cuenta de la boda, y Dios nos libre de que en esto haya aquí descuido: la amistad más intima y más bien cimentada suele acabarse para siempre por falta de una visita o u papel. Siguen luego los regalos que se hacen a la novia, por cuya cuenta y razón casi es precisa una oficina. Debe de haber lista de ellos en la casa para servir de noticia e instrucción a todas las personas que vienen a verlos; debe haber también listas para todos los demás curiosos, y ha de quedar a lo menos un duplicado para que sirva de régimen a la novia a fin de cambiar los frenos a las primeras ocasiones que se presenten; y llamo cambiar los frenos al retorno de los regalos, pues ya se sabe que esto se reduce a enviar a una señora el regalo que otra hizo.

Curistoria

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  • Si es que está todo "inventaó", personalmente, no me gustan las bodas, tanto hipócrita junto por metro cuadrado me salen sarpullidos, prefiero mandar el regalo y poner una excusa, asisto a las que no tengo más remedio. En cuanto hoy día los regalos, ya se sabe el consabido "sobre" aunque hay quién los rellena de recortes de periódico incluso de dinero del Monopoly, de todo hay en " la viña del señor". un abrazo, gracias por estas "curiosidades".

  • Grandes consejos.
    En mi caso realizamos una hoja excell donde poder llevar un pocoel orden tanto en número como en invitados confirmados.
    La verdad, se pudo llevar bien la gestión.

  • Gracias Jota por el comentario. Como bien dices, hay bodas:) y bodas:( De todos modos pagaría por ver abrir un sobre con dinero del Monopoly.

    Yo creo que excel es esencial en el paquete de gestión de la boda. Si no, corres riesgos terribles...

    Saludos.

  • Creo que aunque muchas veces nos colocamos a pensar en eso, a quien invitamos, pero se deben tomar de la mejor manera porque es un gran gasto que se hace y no da basto para tanta gente, es por eso que dependiendo el número de invitados así mismo se cuentan los obsequios y se dejan unos demás para regalar por si hay más de la cuenta.
    Saludos

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