Alan Turing, a pesar de su corta vida, ya que nació en 1912 y falleció en 1954, aprovechó bien su tiempo. No sólo en el ámbito científico y técnico, donde no hay que volver a hablar de sus contribuciones, sino también en su ámbito más personal. Ya les conté que Turing era un gran corredor aficionado, lo que tiene que ver con la curistoria que les voy a contar. También ser interesó por el ajedrez, y en la mezcla de ambos encontró una nueva versión del juego. Jugar al ajedrez y correr a la vez, el invento de Turing que trabaja mente y cuerpo.
No sólo innovó Turing en el ajedrez trabajando en un primer algoritmo o programa de ordenador que fuera capaz de jugar. La computación entonces era incipiente y las máquinas no eran capaces de alcanzar lo que Turing diseñó para ellas. Pero lo que sí era sencillo entonces y sigue siéndolo hoy es jugar al ajedrez y correr. Son dos cosas baratas y con muchísimos aficionados. Turing unió ambos deportes en un invento es tan sencillo como ocurrente. Jugar al ajedrez y correr a la vez, el invento de Turing, se suele conocer como ajedrez alrededor de la casa. Ahora veremos por qué.
Existen muchas formas de jugar al ajedrez, como todos sabrán. Sin poder ver las fichas y el tablero, con un tiempo máximo para hacer el movimiento, iniciando la partida con otra distribución de piezas, con las piezas en otra colocación al comenzar… A todas estas hay que añadir la versión de Turing, que unía el juego y la carrera. Las reglas son:
En un primer momento parece que no aporta mucho al ajedrez la actividad de correr, aunque sólo por sumar ejercicio cardiovascular al juego de tablero, ya merece la pena. Pero más allá de esto, lo cierto es que añade matices al juego. Por ejemplo, es complicado pensar a fondo en la partida si uno se entrega a una carrera de sprint. Si corre más rápido, piensa menos, podríamos decir. Si corre despacio, el oponente tiene más tiempo para pensar. Una vez más, en el equilibrio está la virtud.
Por otra parte, no siempre conviene correr rápido para que el contrario no tenga tiempo de pensar su jugada. Por ejemplo, si el siguiente movimiento del oponente es obvio, uno podría tomarse su tiempo de carrera para pensar bien en su estrategia. Haría el recorrido andando e incluso descansando, ya que el tiempo extra no beneficia a su oponente, porque el movimiento que va a hacer es obvio
Como decía, y como suele ocurrir con el ajedrez, cualquier cambio hace que el juego de las millones de posibilidades tenga aún más posibilidades. Les animo a probar este ajedrez alrededor de la casa y ver qué tal se les da. Sin duda, conseguir dos movimientos por ninguno del oponente en una partida puede ser un buen aliciente para echarse una carrera.
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