La frase que da título a esta entrada es suficientemente popular como para que muchas veces se confunda con el lema real y oficial de la Universidad de Salamanca, que no es ese. Es mas, el título en concreto es una mala traducción de la frase latina Quod natura non dat, Salmantica non præstat, que vendría a ser algo así como lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo otorga y no lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta. Al hablar de Salamanca se está refiriendo a su universidad.
El significado es obvio, si uno no tiene inteligencia, memoria, rapidez de mente o buen razonamiento, por mucho que vaya a la universidad, no lo tendrá nunca. Las cualidades innatas de uno son las que son y no se aprenden. Se suele pensar, como decía, que este es el lema de la Universidad de Salamanca, pero no es así, aunque esté metido en nuestro lenguaje de tal forma que ya es una batalla perdida no asumirlo.
Lo cierto es que es una sentencia un poco incisiva y desesperanzadora, por lo que uno ya podría sospechar que oficialmente no puede ser la frase con la que se identificara una entidad como la Universidad de Salamanca. Asegurar a bombo y platillo que lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta, sería también una buena excusa para los malos estudiantes.
Celebró el pasado 2018 el 800º centenario desde su creación, o al menos desde que se puso en marcha su germen, allá por 1218, nada menos. En ese año Alfonso IX de León le otorgó la categoría de Estudio General y poco más tarde, en 1252, Alfonso X el Sabio la convirtió en Universidad. El papa Alejandro IV, mediante una bula, en 1255, otorgó validez universal a sus títulos y concedió un sello propio a la Universidad.
Con esta historia, y siendo una de las universidades más antiguas de Europa y del mundo, es obvio que no podría tener un lema tan realista a la vez que poco inspirador. El lema real de la Universidad de Salamanca es otra frase latina: Omnium scientiarum princeps Salmantica docet. Esto es, los principios de todas las ciencias se enseñan en la Universidad de Salamanca. Este sí es un mensaje digno de una universidad como la de Salamanca, aunque no sabría yo decir cuál de los dos es más cierto.
Fue en el momento de máximo esplendor, en el siglo XVI, el Siglo de Oro, y con una expansión internacional considerable, cuando grabó la universidad en su escudo ese lema.
Volviendo a cuál de las frases es más interesante y cierta, Miguel de Unamuno, que fue rector de la Universidad de Salamanca en tres periodos, escribe en su Vida de Don Quijote y Sancho:
[…]para que el bueno del bachiller de Salamanca aprendiese aquello de Quod natura non dat, Salmantica non præstat, vieja verdad a pesar de aquel arrogante lema del escudo de la vieja Escuela que dice: Omnium scientiarum princeps Salmantica docet.
Por cierto, yo estudié en la Universidad de Salamanca, así que si bien sé que es cierto que lo que uno no tiene no se lo da la universidad, también espero que para algo haya servido el tiempo que pasé allí. Quizás por ello uno tiene cierta tendencia a hablar de esa universidad, como cuando hablábamos del Decíamos ayer de Fray Luis de León, del origen del dicho estar en capilla o del símbolo Vítor que en Salamanca se asocia a los estudios y en otros muchos sitios, con Franco.
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